NOTAS AL TEMA
LA MEJOR POLÍTICA SOCIAL
Guillermo E. Zúñiga
Chaves
Hace
unos días, a propósito de la última medición de los niveles de pobreza en el
país, se desarrolló una discusión un poco insulsa. Tomó un tinte político y partidario.
El partido de gobierno diciéndonos que ahora sí, la cosa iba en serio; y la oposición
tratando de minimizar los resultados. ¡Qué mezquindad de las partes! ¿Cómo no
nos vamos a alegrar porque un grupo de personas se hayan alejado de la pobreza?
La pregunta
es cómo vamos a hacer para que este patrón pueda mantenerse en el tiempo y
empecemos una ruta sostenida de disminución de la pobreza.
Como
la inflación es baja, el costo de la canasta
que define la línea de la pobreza es baja también. La inflación
ayuda, pero esto no es suficiente para
sacar a la gente de la pobreza.
Hay factores estructurales en el mercado
laboral que deben considerarse. El último Informe del Estado de la Nación,
nos invita a ver el país “con otro lente” y nos aporta nueva información sobre el
mercado laboral, que es lo que hoy tratamos.
Nos recuerda que en informes
anteriores han señalado “que
el desempeño reciente del mercado de trabajo, caracterizado por un alto
desempleo, incumpliendo de las garantías laborales y una mayor informalidad, es
determinante en la explicación de la creciente desigualdad del ingreso y el
estancamiento de la pobreza por ingresos”. (Estado de la Nación,
Resumen, Noviembre de 2016, pag. 38).
EMPLEO Y MÁS EMPLEO. El documento
presenta unas simulaciones de las que extraigo dos, identificadas como las de
mayor impacto. Primero: Si las personas
que están inactivas con edades entre 25 y 64 años consiguieran trabajo, la pobreza bajaría en -9.2 puntos y la
desigualdad bajaría en -9,7 %. Segundo: si
la población desocupada encontrara empleo, la pobreza caería en -4,3 puntos y la desigualdad
caería en -4,9 %. O sea, que a más empleo menos pobreza y menos desigualdad.
La
mala noticia es que el aparato productivo no está generando esos empleos. El
estudio afirma que “…dado el bajo crecimiento esperado, no parece que la dinámica de la economía
vaya a alcanzar -por sí misma- para ofrecer más y mejores oportunidades a la
población”. (misma página). En consecuencia requerimos que la economía
crezca a tasas mayores, como lo hemos argumentado en tantas ocasiones. Y se debe entender que la mejor política
contra la pobreza y la desigualdad es una buena política económica, que tenga
como objetivo central la creación de empleos bien remunerados al lado de un
crecimiento económico robusto. Esto no es asunto de “política social”; es
un asunto de diseño de “política económica”.
OTROS HALLAZGOS. El estudio señala que se
sigue incumpliendo el pago de los
salarios mínimos, y que si se pagaran “…la desigualdad en la distribución de los
salarios medida con el coeficiente Gini, se reduciría en 3,8 puntos…”.
(pag. 39). Esto no es nuevo y su solución no requiere ninguna legislación
adicional. Se trata de hacer cumplir la ley; tarea administrativa que deben
realizar las autoridades en forma rigurosa.
Hay
un alto incumplimiento de garantías laborales; el 18% de los trabajadores no
recibe ni una sola garantía. (Diagrama 1.1, pag. 39). De nuevo control riguroso
sobre las normas. Además, el estudio menciona que “…solo un 16% del empleo se
genera en sectores … que muestran fuertes encadenamientos productivos”,
y la mayoría de las personas están ocupadas en actividades débilmente
vinculadas al resto del aparato productivo.
(pag. 39).
Concluyo. Restringir la discusión
sobre la mejora en la pobreza y la distribución, al resultado del número que
anualmente el INEC calcula es válido, pero es muy limitado. Además, estos
aportes que hace el Estado de la Nación confirman que la estabilidad de precios
no es suficiente para disminuir la pobreza y la desigualdad. Se requiere, al
menos, tener mayores y mejores empleos, mejores tasas de crecimiento económico,
impulsar actividades con encadenamientos productivos fuertes y hacer cumplir
las leyes laborales. Por ello la mejor política contra la pobreza y la
desigualdad es una buena política económica, cuyo objetivo central sea el empleo bien
remunerado.
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