NOTAS AL TEMA
¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO?
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Esta semana se puso caliente con los temas económicos. La
calificadora Moody´s manifestó que no habrá mayor espacio político en la
próxima administración, para llegar a acuerdos legislativos sobre una reforma
fiscal. También se dio una baja en el precio de los bonos soberanos de Costa
Rica en el mercado internacional. Maliciosamente
se achacó esta baja en el precio del bono a los resultados de una encuesta política.
Eso podría ser un factor marginal.
MALOS ANUNCIOS. No se debe pasar por alto que los malos anuncios fiscales vienen
desde hace rato. Los mercados leyeron en agosto del año pasado que el Presidente
de la República anunciaba problemas de liquidez. Los inversionistas saben que
hubo carreras para pagar la primera quincena de diciembre.
Saben también que en diciembre Hacienda salió a colocar bonos en
dólares en el mercado local y se vio forzada a pagar un interés 2% más alto.
Saben que el Gobierno está trabajando en colocar US $1,500 millones en el mercado
local. Conocen que Fitch bajó la perspectiva. Es decir, los jugadores del mercado saben que la situación está
llegando a límites insostenibles.
RESULTADO 2017. El jueves de esta semana, por fin, Hacienda hizo público el dato
del cierre del año pasado. El déficit del Gobierno Central fue -6,2% del PIB (-5,3%
en 2016). Con estos resultados el saldo de la deuda del Gobierno Central subió
a 49,2% del PIB (45% en 2016) y la deuda
de todo el sector público llega a 65% del PIB (62% en 2016). Por ello los inversionistas castigan al
país. Déficit más alto; deuda mayor. Los
bonos de Costa Rica se vuelven más riesgosos. Habrá que pagar más para que nos
presten.
PROPUESTAS. Quienes no parecen tener claro estos temas son los candidatos. O
no lo quieren reconocer para no asumir compromisos. Siguen hablando cosas generales y haciendo
ofertas poco claras, como la carrera por ver quién ofrece más empleos.
Veamos. El que se casa con solo cortar gasto debe saber que es
insuficiente, a menos que se eche a la calle a muchos servidores y se descuiden
servicios de todo tipo. El efecto de cortar gasto es a largo plazo. El que solo
habla de mejorar la recaudación, debe reconocer que esto es un proceso
continuo, que poco a poco va mostrando las mejoras; toma tiempo, por lo que
resulta insuficiente. Quitar exoneraciones suena muy atractivo al electorado,
pero requiere que la Asamblea modifique las
leyes. Tomará tiempo. La regla fiscal es
más un trofeo ideológico; pero en la práctica hoy no nos resuelve nada. Renegociar
la deuda en manos de las instituciones
públicas no es suficiente. Y eso, si las
instituciones lo aceptan.
La modificación del impuesto de ventas en un IVA, ampliando la
base, sí da plata rápido. Pero seamos realistas, el deterioro es tan grande,
que se requiere, muy a mi pesar, que la tasa del impuesto suba, por lo menos al
15%. Siempre me he opuesto a ese aumento pero hoy, lamentablemente, lo veo
inevitable.
Y también se debe modificar el Impuesto sobre la Renta de empresas
y personas. Y es aquí donde la chanca tuerce el rabo. Por eso, no lo dicen con
esta claridad. Y es que inevitablemente,
la próxima administración va a tener que entrarle a los impuestos desde el primer
día. Aunque no lo digan, o no lo quieran, o piensen que no se necesita. Además,
por razones de justicia tienen que verse ambos impuestos. Modificar solo el IVA
es inaceptable e injusto.
PRODUCCIÓN. Estimaciones preliminares
del Banco Central calculan que el PIB creció el año pasado en 3,2% (4,5% en
2016). El índice mensual de actividad económica registra a noviembre del año
pasado una tasa interanual de 2,4% (frente a 4,5% del año anterior). La producción cae. Además los intereses
están subiendo. Y todavía hablan de cifras mágicas de generación de empleo,
sin precisar cómo.
EN CONCLUSIÓN. Que no se cometan los errores de las dos últimas administraciones,
que llegaron al poder negando que necesitaran impuestos, y luego tuvieron que
correr a hacer las propuestas. De feria, tuvieron que desdecirse y perdieron el
tiempo. La medicina que viene es muy amarga. Mejor lo dicen así de claro. Y se ganan el respeto.