NOTAS AL TEMA
ES UN BUEN NEGOCIO.
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Esta semana, el 22 de mayo,
se celebró el Día Mundial de la
Biodiversidad. La Dra. Cristiana Pasca Palmer, Secretaria Ejecutiva del
Convenio sobre Diversidad Biológica, en el mensaje que dio para conmemorar esta
fecha, entre otras cosas llamó la atención sobre el hecho de que “la diversidad biológica continúa
disminuyendo en todas las regiones del mundo a un ritmo alarmante”.
Lamentablemente en nuestro país también hay amenazas.
¿Por qué este es un tema de interés
ECONÓMICO? ¿No es este un asunto de los
ambientalistas? ¿De los conservacionistas? No, este es un asunto de interés de
todos nosotros. La destrucción de la naturaleza, como indica la Dra. Pasca
Palmer, agrava otras cuestiones como el
cambio climático, la seguridad hídrica, la salud pública y la producción de alimentos entre otros. Y estos impactos
generan grandes costos para la sociedad. Exigen destinar enormes cantidades de
recursos públicos para atender los efectos que se derivan de un mal uso de la
naturaleza.
En otras palabras, la destrucción de la naturaleza genera al mismo
tiempo costos económicos. Muchos de ellos se pueden evitar con un manejo
responsable. Dramática conclusión: invertir en programas que protejan la naturaleza, a la larga,
pueden generar ahorros. Pero no es suficiente
decir esto; hay que probarlo. Y la mejor forma de hacerlo es por medio de la evaluación de los costos y los
beneficios de las inversiones que se hacen en protección de la naturaleza.
NEGOCIOS VERDES. La naturaleza es también fuente de generación de negocios y de
ingresos para el país. Tomemos por
ejemplo la industria del turismo. Sabemos que Costa Rica es un “destino
verde”. Se ha estimado que cerca del 85%
- 90% de los visitantes al país, visitan al menos una área protegida. Y bien sabemos la importancia que tiene la
actividad turística en la vida económica. Pero
el turismo debe ser sostenible.
Otros ejemplos se pueden presentar. La protección de las cuencas
es fuente de agua no solo para nuestro consumo, sino para la producción de energía hidroeléctrica y para las
actividades agrícolas. Sabemos que las áreas de conservación sirven de espacios
de mitigación de los impactos de fenómenos naturales como huracanes. Un buen
manejo de los territorios marinos ayuda a la explotación racional de sus
riquezas y a la sostenibilidad. Esto es particularmente relevante si
consideramos que nuestro territorio marino es 11.5 veces más grande que el
terrestre. Y así podríamos citar muchos otros casos donde la naturaleza es
central para nuestra vida diaria. Entonces
tener una naturaleza robusta y bien cuidada, por una parte nos genera ingresos
y por otro lado nos evita gastos. Vale la pena invertir en ella.
El país es reconocido mundialmente por muchos logros ambientales.
Fue pionero en el diseño de pagos por
servicios ambientales, que ha permitido reforestar enormes extensiones. Tuvo la
visión de gravar la gasolina que usamos en nuestros carros, para destinar una
parte a la conservación. Se le reconoce
su sistema de áreas protegidas, así como los programas de turismo sostenible.
NECESIDAD DE EVALUAR. Sabemos que todavía hay mucho que hacer. Todos esos programas
cuestan dinero. Sin embargo, algunas de
esas iniciativas no han sido evaluadas para medir resultados y para estudiar la
necesidad de hacer ajustes que permitan
un mejor desempeño. Aquí hay una asignatura pendiente. De la misma forma en
que hay espacio para mejorar la ejecución presupuestaria en algunas
instituciones públicas que trabajan
directamente con la naturaleza.
CONCLUYO. Los programas de protección a la naturaleza cuestan dinero. Sin
embargo, se nota que es un buen negocio invertir en ellos. Estos esfuerzos
deben venir acompañados por análisis económicos rigurosos y periódicamente
debemos hacer evaluaciones de los resultados. El sector privado tiene un gran
espacio en estas actividades.