NOTAS AL TEMA
LAS “PLATINAS” DE COSTA RICA
Guillermo
E. Zúñiga Chaves.
El lunes de esta semana, en un noticiero de televisión a las 6 de
la mañana, lo primero que vi fue al señor Presidente de la República dando las instrucciones
para que los carros empezaran a circular por los tres carriles abiertos en el
antiguo “Puente de la Platina”, hoy acertadamente llamado Alfredo González Flores.
Me pregunté ¿qué hacía el Presidente ahí? Lo asocié con que, sin duda, esta era
una buena noticia y se podría “capitalizar políticamente”.
Minutos después, el Presidente explicaba por qué había ido; dijo que ahí no se estaba inaugurando nada,
pues todavía faltaban otros tres carriles por terminar. Y palabras más, palabras
menos, agregó: estoy aquí porque si bien este trabajo no se ha terminado, no es menos cierto
que el acto de hoy representa que es posible avanzar en cosas que a lo largo
del tiempo no han sido resueltas.
Es una forma de hacer ver al país que si nos lo proponemos, podemos avanzar
en asuntos de interés nacional.
Aunque improvisado, este es de los mejores mensajes que le he escuchado
al Presidente. Sí, hay problemas nacionales que han tomado mucho tiempo en ser enfrentados,
o bien se han atendido de manera parcial o fallida. Ese puente es el mejor
ejemplo. Costa Rica tiene muchas “platinas”.
Unas son grandes, otras son pequeñas, pero son “platinas” al fin.
ALGO DE HISTORIA. En el caso de este puente, después
de costosos intentos de arreglos
fallidos, la primera vez que me explicaron que se haría de 6 carriles,
que es la solución radical, fue a
finales del 2011. Como se ve, nos ha
tomado por lo menos 6 años hacer una realidad los 6 carriles. Es muy posible
que quienes pensaron en este diseño lo habían hecho años antes. Alguien
desarrolló los planos, alguien buscó la plata para hacerlos, otros los
construyeron, otros se ganaron las broncas de las presas que se han provocado
durante la construcción, otros las
administraron y otros se llevan los aplausos.
Fue un continuo de iniciativas que este Gobierno finalmente
ejecutó. Pero todos entendimos que aunque estas presas eran muy molestas,
bien valían la pena, pues íbamos a estar mejor.
Lecciones que se aprenden. Las “platinas” requieren identificación del problema, planeamiento,
diseño, búsqueda de financiamiento, ejecución, acuerdos y decisión. Pueden ir de un gobierno a otro, pues el país
no se acaba ni empieza con una administración. Es muy meritorio la ejecución de
la obra que ha hecho este Gobierno; pero son también meritorias las etapas
previas. Continuidad en las iniciativas,
seguimiento de políticas, mirar hacia adelante,
utilizar lo bueno que se encuentra, modificar lo que no parece conveniente. Ese
es el espíritu que debe prevalecer. Esa fue la motivación que me provocaron
las palabras de D. Luis Guillermo.
Echar tierra al contRario, hablar mal de la administración previa, atacar
al Gobierno por el simple hecho que está gobernado, no nos conduce a nada. En eso estoy de acuerdo con José María
Figueres: pretender ganar una elección atacando al actual Gobierno, es la vieja
política; la política de la que estamos
cansados. Se desprestigia tanto al contrario, que se termina desprestigiando a
la Política como un todo. Este país
es de todos y será entre todos que salgamos adelante. Siempre hay que mirar
hacia el frente. Si hay cosas que no gustan o no sirven, se corrigen. Si hay
acciones delictivas, se señalan y se llevan a las instancias que las
investiguen y castiguen.
Muchas “platinas” tenemos que atacar.
Atenderlas va a necesitar de la continuidad de los procesos, no importa de dónde
vengan las iniciativas ni quién las haya pensado.
Haga el lector su “lista de platinas”. Yo les voy a presentar unos
ejemplos. Resta la “platina fiscal”, que desde le gobierno de D. Abel se viene
hablando. Está la “platina de las pensiones del IVM”, está la “platina de las filas
de la CCSS”, está la “platina de los empréstitos que no se ejecutan”, está la “platina
del tren interurbano”, la “platina de la reforma educativa”, la “platina de la
lucha contra el desempleo”. Lamentablemente, de no acabar.