NOTAS AL TEMA
Sin cálculos electorales
Guillermo E. Zúñiga
Chaves
Los cálculos
electorales hay que dejarlos a un lado. Se deben atender las urgencias
nacionales. En el terreno económico hay asuntos de corto plazo que deben considerarse.
Otros cuyos resultados se verán a mediano plazo, deben también
acometerse de inmediato.
GASTOS. Entre los temas económicos de
corto plazo que se deben atacar de inmediato están los gastos del Gobierno. Hay
dos temas sobre los que se deben buscar los acuerdos políticos, incluyendo a
las organizaciones sociales. Me refiero al empleo público y a los salarios y lo que tiene que ver con las transferencias. Ya hay legislación presentada
sobre los asuntos salariales, los pluses, el empleo y otros asociados.
Las transferencias son de variada
naturaleza; muchas de ellas hacen que “el
hermano pobre”, es decir el Gobierno Central, pase dineros a otras instituciones
más fuertes, “los hermanos ricos”.
Creo que una gran mayoría de las
transferencias son necesarias. Pero siendo
este un tema muy señalado, es mejor revisarlas en detalle y ver si por algún
lado se puede “meter la tijera”. Si no es posible, pues que se diga con toda
claridad. Muchas de las transferencias están sustentadas en leyes, que crearon
la obligación de otorgarse, pero no identificaron su fuente de financiamiento.
Esto debe revisarse.
IMPUESTOS. Otro asunto que no puede
posponerse es lo que tiene que ver con la discusión de los impuestos. No se debe perder mucho tiempo con el IVA.
Al fin y al cabo, el IVA es un IVA. No
hay mucho de novedad. Lo que se debe apoyar es la generalización a los servicios
y decidir la tasa que se cobrará y si habrá tasas diferenciadas. Si alcanzara con
la generalización mencionada, pues sería
una maravilla. Pero si no alcanza, habrá
que subir la tasa y decidir si se subiría de un solo golpe, o por tractos a través
del tiempo.
Sobre
el impuesto sobre la renta, me he
pronunciado a favor de gravar la renta global y la renta mundial. Como se va a
cambiar la ley, lo mejor es darle una estructura moderna. Y hacerlo lo más progresivo
posible; por ello propongo gravar ambos tipos de renta. Decidir estos temas nos debe dar suficientes
recursos para sacar adelante lo fiscal.
A mediano plazo debemos atender los problemas relacionados con el desempleo, la
pobreza, el crecimiento económico y la distribución
del ingreso. Políticas que hoy se tomen, tendrán resultados en un plazo más
largo. Pero hay que empezar ya. Por
ejemplo, es hora de entender que no podemos poner plata de por vida en los
llamados programas sociales que no dan resultados, pues los índices de pobreza
no bajan. Es fiscalmente insostenible. “Es
mejor enseñar a pescar, que regalar pescados”. Y ya es hora de encarar este
asunto. Otra cosa: debemos hacer real el compromiso firmado con los Objetivos
del Desarrollo Sostenible, en lo social y en lo ambiental.
¿Cumplirá el Gobierno sus obligaciones
enfrentando estos asuntos o “se la va a jugar” con los resultados que hoy
muestra en control inflacionario, reservas internacionales holgadas, un tipo de
cambio relativamente estable y un crecimiento del 4%? Los
temas que he planteado arriba se tienen que atender en algún momento. Si el
Gobierno no los enfrenta, lo recordaremos por ser omiso en sus responsabilidades.
Por su parte la Oposición también debe
jugar su papel. ¿Se irá a contentar con
estar anunciando las cosas que deben hacerse, pero sin cooperar con los votos
en la Asamblea para hacer los cambios necesarios en la leyes? ¿Están pensando
que si a este Gobierno le va mal, la Oposición ganará las próximas
elecciones?
La
historia del país no comienza ni termina con un Gobierno: es un continuo, que
no hace diferencias a la hora en que se manifiestan los problemas. Ahí están y
seguirán si no se atienden.
CONCLUYO. Me parece inaceptable que quienes
están pretendiendo alcanzar la Presidencia de la República no se están
pronunciando sobre estos temas y más parecen dedicados a aceitar sus máquinas
electorales. Ya no caben las “políticas
vacías”, ni “la varita mágica”. Tampoco cabe el silencio por cálculo
electoral. Y después quieren los votos. ¡Qué lamentable!
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