NOTAS AL TEMA
FISCALIDAD FALLIDA Y REFORMA HACENDARIA
Guillermo E. Zúñiga Chaves
Desde
hace unos meses comparto las Notas al Tema con la Lista Liberacionista, un foro
virtual donde se discuten aspectos de la vida nacional. A raíz del tema que publiqué la semana
pasada, en la Lista tuvimos un intercambio de opiniones, que me llevaron a plantear
que el país necesita hacer una Reforma Hacendaria (no solo tributaria).
Por lo anterior, me pareció oportuno ampliar este tema y compartirlo con los lectores.
Una Reforma Hacendaria involucra
aspectos sobre gastos, ingresos, endeudamiento y financiamiento público. Desde
luego, detrás de este planteamiento, lo que se encuentra es la discusión sobre
lo que debe ser atendido por el Estado y lo que no. En esto coincido con
el amigo Augusto de la Torre, del Banco Mundial, quién ha expresado
que este "acuerdo fiscal" (a mí me gusta insistir en que es
"hacendario") en el fondo es un "pacto social".
Pensar que es solo un asunto de controlar los gastos, o que es solo hablar de
impuestos, o poner reglas fiscales de cualquier tipo, evade el fondo socio político del asunto.
No
es una cuestión de sumas y restas; es un
tema de acuerdos sobre los ajustes requeridos
al modelo de desarrollo nacional y al papel del Estado. No es
que vayamos a devolvernos en la apertura económica o en la ampliación de la participación
privada en temas que en el pasado estaban reservados al Estado. No es eso. Lo
que sucede es que el país enfrenta hoy
nuevos desafíos, en cuanto a su desarrollo de largo plazo, que incluye,
entre otras cosas, la incorporación productiva de los desplazados, la generación
de empleos como medio efectivo de combate a la pobreza, garantizar las políticas universales de
acceso a la educación y a la salud, la transformación productiva en armonía con
el ambiente y el uso intensivo de las tecnologías de la información al servicio
del desarrollo económico.
Confieso
que me gusta mucho el concepto cepalino del “cambio estructural progresivo”. (Cepal “Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible”,
mayo 2016). Ahí tenemos una buena base para repensar los ajustes. Se puede
definir “…como un proceso de transformación hacia actividades y procesos
productivos que presenten tres características: ser intensivos en aprendizaje e
innovación (eficiencia shumpeteriana),
estar asociados a mercados en rápida expansión, que permitan aumentar la producción
y el empleo (eficiencia keynesiana),
y favorecer la protección del medio ambiente y el desacople entre crecimiento económico
y emisiones de carbono (eficiencia ambiental)”.
(Tomado del mismo texto).
Un
estado con una “fiscalidad fallida”,
como
se perfila el nuestro en el futuro próximo, no tendrá espacios para
conducir este cambio estructural. Ni siquiera podrá hacer frente a las responsabilidades
ya definidas por las leyes, ni podrá hacer valer las regulaciones que la
legislación le obliga. Nos corremos el riesgo de llegar a tener un “estado fallido” y tener que hacer un ajuste desordenado y
obligado.
Este
acuerdo social pasa por definir “la
ecuación entre Estado, mercado y ciudadanía”, como planteó CEPAL en 2014,
en “Pactos para la igualdad: hacia un
futuro sostenible”, (citado en “Horizontes 2030”). El tema de los pactos o
los acuerdos se está poniendo de moda el
el país. En buena hora; como que nos hemos dado cuenta que o nos salvamos
todos, o nos podemos hundir todos. Pero el diablo está en los detalles. Y el gran conflicto está en definir cuánto
poder le damos al Estado, cómo financiamos el desarrollo, pero sobretodo, en la
forma en que repartimos las cargas. Esa es la contradicción principal que
está detrás de estas tensiones.
La
reforma tributaria debe ser progresiva, modernizante y simplificadora. El
manejo de los gastos debe ser sostenible, limitando los excesos y midiendo
resultados. La deuda pública no puede ahogar
el desarrollo. El financiamiento no debe causar
presiones en variables como intereses,
tipo de cambio o precios internos.
CONCLUYO. La tarea
es inmensa; como se resuelva tendrá grandes impactos; exige superar
contradicciones y a buscar consensos.
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