sábado, 10 de noviembre de 2018

NECESITAMOS UN PAÍS UNIDO. 10/11/2018

NOTAS AL TEMA

NECESITAMOS UN PAÍS UNIDO

Guillermo E. Zúñiga Chaves

“Todo reino dividido en dos bandos está perdido, y toda ciudad o familia dividida se aniquila”. Mateo 12: 25

La situación económica y social del país nos obliga a estar unidos. Los retos que tenemos al frente son enormes. Como también pueden ser grandes las posibilidades que se nos abran en un futuro cercano. Todas las crisis encierran grandes oportunidades.

CIERRE DEL 2018. Hay una carrera evidente porque Hacienda saque lo mejor posible este año 2018. Pero la vida económica no se acaba  el 31 de diciembre.  Y desde luego, los compromisos y urgencias fiscales van mucho más allá de esa fecha y del Proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

El acuerdo político que se logró en la Asamblea con el concurso mayoritario de la fracción del Partido Liberación Nacional,  de diputados del Partido Unidad Social Cristiana y del PAC entre otros, nos resumió este conflicto hacendario en una propuesta específica. No hubo espacio para otras mejoras. Gobierno y diputados optaron por ese camino y como sociedad nos tienen a la espera de la resolución que la Sala Cuarta haga sobre la consulta que tiene en sus manos.

La aprobación de ese proyecto no es la solución definitiva a los problemas hacendarios.  Por el contrario se necesitará mucho “pedaleo” para conducir el ajuste en los próximos años. Se requerirán leyes adicionales. Hay sectores que han expresado molestia por la solución  propuesta.  Por más desagrado que le cause al Gobierno y a los grupos que lo  apoyan,  es un movimiento que tiene su presencia, es real y se les debe poner atención.

Las cifras de la economía no son halagadoras. Se nota un buen comportamiento en la construcción; eso es lo que sostiene el crecimiento del IMAE.  El sector comercio se ha contraído;  la demanda interna ha caído;  el dinero no alcanza. Al caer la actividad económica interna, la recaudación de impuestos se ha aflojado. Apenas se empieza a percibir el impacto del que tendrá la devaluación en los precios internos. El crédito al sector privado ha venido cayendo y para el año entrante se pronostica un comportamiento del crédito aún más flojo. Se esperan incrementos en el precio de los alimentos; en el precio de los combustibles; en el precio del transporte. Y los ajustes salariales no van a compensar esos aumentos.

Se argumenta que con la aprobación del proyecto 20.580 la confianza de los mercados y de los inversionistas mejorará por lo que se aflojará un poco las dificultades de caja que tiene la Tesorería Nacional. Habrá que esperar la reacción que puedan tener los observadores sobre el desempeño de Costa Rica, lo cual incluye la opinión de las calificadoras, nos guste o no nos guste.  En días recientes se han conocido opiniones parciales de algunos analistas internacionales que ponen en entredicho la cantidad de recursos que este proyecto consigue. Y marcan la importancia de las medidas subsiguientes que deberán tomarse.

¿CUÁNTO DA? El Banco Central es optimista sobre el alcance del 20.580. En el documento donde le responde la consulta de la Asamblea Legislativa, proyecta los rendimientos directos e indirectos que estima dará esta reforma. En el cuadro 3, de la página 14 los resume. Para 2019 y 2020 los rendimientos serán 0,91% del PIB y 1,67% del PIB. Para 2021 lo calcula en 2,79% del PIB y para el 2022 le da 3,68%. El aumento que se ve en los dos últimos años se debe a los ahorros en remuneraciones (0,47 y 0,59 respectivamente )  y a la aplicación de la regla fiscal (0,91 y 1,55 en esos años).

Este ajuste asociado a la regla fiscal, lo que refleja es el recorte de gasto que tiene que hacerse. Inevitablemente se van a afectar servicios y programas sociales. De igual manera se afectará la demanda interna y por tanto la capacidad de compra de los consumidores.

CONCLUYO. Aplicar esta reducción en la dotación de recursos va a requerir de mucha comprensión y de un gran manejo político. A los sectores descontentos hay que involucrarlos para que sean parte de la solución. Seamos creyentes o no, la cita bíblica tiene hoy una vigencia indiscutible. Ni el enojo ni la confrontación son, en este momento, buenos consejeros.






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