NOTAS AL TEMA
A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS
Guillermo E. Zúñiga Chaves
Los efectos de la tormenta Nate han sido enormes; se dice que
hizo más daño que el huracán Otto. Las noticias nos han enseñado los estragos
hechos por las aguas que cayeron en estos días.
Lo más doloroso es la pérdida de vidas humanas. Que quienes han perdido
familiares, encuentren la paz y el consuelo.
Este fenómeno natural ha desnudado las debilidades que tenemos en nuestra infraestructura, pero no solo la
vial. Problemas en alcantarillas, en el desahogue de las aguas servidas, en
el diseño de nuestros comunidades y barrios, en los asentamientos humanos,
construcciones en zonas de alto riesgo, impactos en escuelas y un gran etcétera.
Una enorme llamada de atención a la
planificación territorial, que también debe señalar las áreas de cultivo
para evitar las pérdidas agropecuarias.
La Comisión Nacional de Emergencias, el Instituto Meteorológico Nacional y el resto del aparato público nos tuvieron informados sobre la evolución del fenómeno. Sin duda ayudó a evitar tragedias mayores.
Ahora viene la reconstrucción. En primer lugar atender y
mitigar los primeros impactos. Muchísima gente está en albergues; muchos perdieron
su vivienda y demás pertenencias. Esta es una etapa de movilización ciudadana
donde todos solidariamente aportamos nuestro granito de arena. Las quejas sobre
la Comisión y el Gobierno ya empiezan a aparecer. Inevitable. No todos se
sienten atendidos.
El Gobierno anuncia que ha negociado con el BID un préstamo de
US$20 millones para atender estas primeras necesidades (Diario Extra, 10
octubre 2017, pág. 6). Ojalá que su aprobación por la Asamblea sea rápida. Algunos proponen que la mitad de la deuda política
se pase a los fondos de la emergencia. Se
podrá mostrar de esta forma solidaridad con un pueblo golpeado. De paso se
podrá demostrar que con menos plata se pueden hacer cosas en política. Veremos cómo reaccionan los partidos.
BANCO MUNDIAL. En el año 2008 el país había negociado un préstamo con el Banco
Mundial, por US $65 millones, para atender las necesidades inmediatas en este
tipo de emergencias. La idea negociada fue que una vez que se usara el monto
necesario, el país reintegraría ese monto hacia el final del año, de forma que
siempre estuvieran disponibles los US$65 millones. Era como tener un seguro para las emergencias
a precio muy cómodo. Estaba pensado como
un mecanismo para evitar carreras. No se ha dicho que se vaya a usar esta
disponibilidad. En la de menos ya se
gastó, no se repuso o venció. Valdría la pena explorar si el Banco Mundial está
dispuesto a financiar un mecanismo de este tipo o algo mejor.
Después viene la reconstrucción de largo plazo. Es
un buen momento para reflexionar sobre
la mejor manera de rediseñar nuestra infraestructura, entendida en un sentido
amplio. “A grandes males, grandes remedios”, dice la sabiduría popular. En
concreto propongo que se debe impulsar un Programa
para la Recuperación de la Infraestructura Nacional. Desde luego debe incluir un estricto planeamiento
territorial y construir la institucionalidad
que haga valer ese planeamiento. Ya son muchas veces que tenemos que vivir
estos desastres, causados, sí, por la naturaleza,
pero también ayudados por la mano del hombre.
Las autoridades han sido cautas en revelar cifras requeridas para la
atención inmediata y la reconstrucción; siguen detallando los daños. Y nos siguen
alertando que las lluvias continúan y que debemos estar atentos. En el fondo, todos estamos temerosos de otros
desastres.
Pero tanto la atención inmediata, como la reconstrucción de más
largo plazo, va a costar mucho dinero. Dependiendo del alcance que se quiera
dar a las soluciones, podemos estar hablando de al menos entre 1,5% a 2% del PIB. Lamentablemente la situación
fiscal no ayuda en nada. Se va a necesitar mucha innovación financiera y
mucha voluntad de cooperación, para enfrentar este reto. Se va a requerir
inversión pública, alianzas público-privadas, concesiones, distintos acuerdos
institucionales. Una gran oportunidad para buscar soluciones ambiciosas. Sería
bueno que los actores políticos se pronuncien y se comprometan.
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