NOTAS AL TEMA
DIEZ CON HUECO
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Cuando se analizan las cifras fiscales hay que tener mucho cuidado
con las fuentes que se usan, pues pueden llevar a conclusiones que no son
correctas. Voy a explicarlo con un ejemplo.
LO PRESUPUESTADO Y LO
EJECUTADO. El Presupuesto de la República es una
autorización de gastos que la Asamblea Legislativa aprueba para un determinado
año. No quiere decir que todo lo que se presupuesta se tenga que gastar. Se
sabe que cerca de un 5% de los gastos autorizados no se usan.
El presupuesto incluye una
estimación de ingresos probables para ese año. Este cálculo lo hace la
Contraloría General de la República. Y el gobierno está obligado a utilizar ese
dato en la preparación del presupuesto. Por su parte, el monto de los gastos presupuestados es una estimación que hace Hacienda en
coordinación con los ministerios y las otras instituciones que son cubiertas
por el presupuesto.
La diferencia entre los ingresos esperados y los gastos presupuestados
determina el faltante o el exceso de recursos, por lo que al mismo tiempo
define el monto del déficit o del superávit esperado ese año. Como casi siempre
hay un faltante entonces ahí se determina el monto del endeudamiento requerido.
La Asamblea, cuando vota la Ley de Presupuesto, da la autorización para
endeudarse.
Ahora bien, a lo largo del año en que se est á ejecutando el presupuesto,
doce largos meses, pueden pasar muchas cosas, que modifican las cifras
originales. Adicionalmente, durante el año se presentan presupuestos extraordinarios
para aprobación legislativa.
De manera que, si se
quiere estudiar el desempeño fiscal real
de un año particular, lo que se recomienda es hacer uso de las liquidaciones
presupuestarias, o bien, utilizar los datos que
publica la Autoridad Presupuestaria, con las cifras realmente ejecutadas. Siempre hay una diferencia entre lo presupuestado y lo realmente
ejecutado.
El PRESUPUESTO PARA EL
2006. Este es un muy buen ejemplo, que conozco de
primera mano. Este presupuesto se empezó a elaborar en el primer semestre del
2005. Se presentó a la Asamblea el 1 de setiembre de 2005, y se aprobó en
noviembre del 2005.
CIFRAS PRESUPUESTADAS. Los ingresos corrientes estimados por la Contraloría para ese año fueron
1.473.752 millones de colones. Los gastos autorizados que llevaba el
presupuesto eran 2.770.329 millones. En consecuencia se requería un
financiamiento por 1.296.576 millones. Esto
quiere decir que el endeudamiento autorizado representaba cerca del 46% del
total de gastos. Se estimaba que la colocación neta de deuda, lo que la deuda crecería
en ese año, sería cerca de 299.235 millones. Esta cifra indica que el déficit implícito
que llevaba el presupuesto era -2,8% del
PIB.
¿QUÉ PASÓ REALMENTE? El presupuesto se empezó a ejecutar el 1 de enero del 2006.
Cuando llegamos a Hacienda el 8 de mayo ya habían pasado 4 meses. La economía crecía bien, apretamos el cobro
de impuestos y lo cierto del caso es que hacia
setiembre u octubre la Contraloría
nos mandó a decir que la recaudación sería mayor. Nos pedía que
definiéramos en que íbamos a gastar esa plata extra. No respondimos. Inclusive
en una segunda o tercera carta avisó que había mandado copia a la Asamblea.
Ante la insistencia contralora, le aclaramos que no íbamos a gastar nada adicional, que esa plata fresca
la íbamos a utilizar para pagar los gastos ya presupuestados. Esta decisión nos permitió bajar la deuda.
Al final del año las cifras
eran muy distintas a las del presupuesto. Los ingresos reales fueron 1.637.788 millones; es decir 11% más
que los originalmente estimados. Los gastos ejecutados fueron 1.759.410 millones,
suma significativamente menor a la originalmente autorizada. Con ello, el
déficit real del año fue 121.057 millones, muy por debajo del monto original calculado
(60% menos) y el déficit como porcentaje del PIB fue -1,05% en lugar del -2,8% originalmente
previsto.
CONCLUYO. Si pretendemos entender el desempeño fiscal de un año con los
datos presupuestados, nos formamos una idea equivocada de lo que realmente
sucedió. ¡Mucho cuidado! Que no le metan cuento.
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