sábado, 29 de septiembre de 2018

DE NUEVO CON LA AMNISTÍA

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DE NUEVO CON LA AMNISTÍA

Guillermo E. Zúñiga Chaves

La semana pasada sostuve que es una mala práctica impulsar amnistías tributarias, como quien dice, hacer descuentos en el pago de obligaciones tributarias pendientes. De la lectura de los transitorios equivocadamente entendí que a los deudores se les perdonaba el monto del principal.  Eso es un error y por responsabilidad profesional y respeto a los lectores lo señalo y pido disculpas.

Pero esto no significa que el perdón de los intereses sea una práctica aceptable. Darle a los deudores esta amnistía incentiva la conducta de regatearle a Hacienda sus cobros y se convierte en una forma de eludir responsabilidades, solo que por medio de una ley.

Permanentemente se le exige al Gobierno que cobre los impuestos existentes. Algunos hasta dicen que si se cobraran bien no se necesitarían nuevos impuestos. Pero con facilidad se acepta la amnistía, con lo que se premia al que anda buscando cómo evitar el pago. Ahora, de aprobarse esos transitorios,  les permitirían pagar mucho menos de sus pendientes por medio de una ley, que por otro lado, nos pide a todos que paguemos nuevos impuestos. Esta es una gran contradicción y una gran injusticia,  y por lo tanto esos transitorios no se deben aprobar.

¿BUEN NEGOCIO PARA HACIENDA? Se argumenta que es un buen negocio para Hacienda dar la amnistía pues es mejor recoger algo ahora, a tener que esperar para cobrar todo lo que corresponde. Dicen: como al Gobierno le urge la liquidez, pues está bien que haga esos enormes descuentos. Ya sabemos que la necesidad de liquidez es real. Esta semana el Ministerio de Hacienda recurrió a las Letras del Tesoro para que el Banco Central le facilite casi 500 mil millones, para “terminar ordenadamente  el  año”.

Para poder determinar si la amnistía es un buen negocio, se debe conocer cuánto es el monto de lo que se puede recoger con  esta generosa oferta, cuánto se deja de cobrar y así poder determinar el porcentaje de pérdida asociada. De esta forma se podría calcular el costo implícito de esos “recursos rápidos”. Me temo que financieramente la transacción no va a salir muy bien, pues hablamos de descuentos grandes. Pero en fin, habrá que ver las cifras.

Desconozco si a los diputados se les ha dado esta información. En todo caso, deberían pedirla y darla a conocer para que los ciudadanos tengamos el fundamento financiero de la propuesta.

NORMA INCONEXA.  Los deudores del INDER (o del IDA), del IFAM y del IMAS nada tienen que venir a hacer en un proyecto que trata de las finanzas del Gobierno Central. ¿Por qué dar amnistía en estas deudas que corresponden a otras instituciones y no son dependencias de Hacienda?  La falta de conexión de esta iniciativa con el resto del proyecto 20.580 permitiría, en caso de que llegara a aprobarse, recurrir a la Sala para que se venga abajo la pretensión.

LA REALIDAD POLÍTICA.  Mi rechazo a estas normas, no significa que no reconozca la urgencia de avanzar con una solución. Como se sabe, pues lo he dicho desde este mismo espacio, también estoy en contra de la “regla fiscal”. Me gustaría ver la inclusión de la “renta mundial”, para tratar de corregir prácticas que se denunciaron en los Panama Papers. Quisiera un proyecto que nos diera un ajuste mayor frente a las grandes necesidades fiscales, pues éste es de alcance limitado.

Pero lo cierto es que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, como dice un amigo. La realidad política define, en la mayoría de los casos, los límites de las negociaciones posibles. Y la urgencia de aprobar “algo” es enorme.  Hay que tener cuidado para que esta urgencia no nos lleve a aprobar cosas que no nos convengan. Claro, la realidad política también se puede modificar, si hay voluntad.

CONCLUYO. Los diputados deben solicitar los números que les permitan valorar el costo de estas amnistías. Hacienda los debe tener, pues esta es una iniciativa que salió de ahí. Sigo pensando que es una pésima señal permitir estos arreglos, pues se incentiva el incumplimiento tributario, en detrimento de los contribuyentes que sí cumplen religiosamente con sus obligaciones. A todos nos van a pasar la factura del proyecto, pero otros van a salir premiados. ¡No se vale!


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