martes, 27 de febrero de 2018

MITOS Y FALACIAS DEL DÉFICIT FISCAL. 27/2/2018

Aclaración que envié al periódico La Nación. 

MITOS Y FALACIAS DEL DÉFICIT FISCAL

Guillermo E. Zúñiga Chaves
Ex Ministro de Hacienda

Falacia:  Engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien. Hábito de emplear falsedades en daño ajeno. (DRAE)

Con ese mismo título D. Elías Feinzaig publicó un comentario el día 23 de febrero en estas mismas páginas. No voy a referirme a todo su enfoque. Sólo quiero aclararle a él y a los lectores, el uso equivocado que da a las cifras del período en que tuve el honor de ser Ministro de Hacienda.

LA FALACIA. La falacia a que me refiero es la siguiente afirmación: “las cifras frías nos dicen que Óscar Arias recibió el déficit en 1% y lo entregó en un 5%”. ¡Error! diría Misael, famoso personaje de Pelando el Ojo. D. Elías, las cifras frías dicen otra cosa.

Tomo de referencia una afirmación que hace Feinzaig. “El déficit fiscal amanece en cero el primero de enero de cada año.”  Es un buen punto de partida. Yo me hice cargo del Ministerio de Hacienda el 8 de mayo del 2006. Entonces, ¿cómo es que usted considera que el resultado de ese año es una “herencia”?  ¿Sería que ese año me pasé ocho meses vacacionando en el Ministerio sin hacer nada? ¿Sin tomar decisiones?

Viera que no; unas medidas que tomamos en ese lapso nos permitieron llegar a ese buen resultado de -1.1 % del PIB en el 2006, el que usted equivocadamente lo atribuye a la anterior administración. De paso le aclaro que el año 2005, último año fiscal de la Administración Pacheco, el déficit fue -2,1% del PIB. Un buen resultado también.

Los siguientes años se comportaron así. En 2007 y 2008 tuvimos superávits. Sí, leyó bien; hubo superávits, aunque a muchos les duela aceptarlo. Alguna prensa decía que en 50 años no había ocurrido algo como eso.

En el año 2009, último año fiscal de la Administración Arias,  cuando vivimos los efectos dolorosos de la Gran Recesión, cerramos con  un déficit del -3,4% del PIB, cifra levemente superior a la negociada con el FMI (-3,2%).  Porque la crisis nos obligó a negociar un acuerdo de contingencia con el FMI. Ese acuerdo es público y ahí puede revisar en detalle la propuesta de Costa Rica ante los organismos financieros  internacionales.

Se observa que no se entregó en -5%, como dice usted. Fue mucho menos; fue -3,4% del PIB, después de dos años superavitarios y en medio de la crisis.  Ese -5,1% que usted me carga,  corresponde al primer año del siguiente gobierno, que tuvo la responsabilidad de manejar el Ministerio de Hacienda durante ocho meses de ese 2010. Y ahí también se tomaron decisiones de política pública que dieron ese resultado final tan alto. Si no aumentan ese gasto, habrían cerrado en una cifra menor.

Esas son las falacias que usted al igual que otros colegas repiten permanentemente. Revise las cifras oficiales y se dará cuenta que tiene que corregir sus apreciaciones.

DEUDA. Como habla algo de la deuda voy a aportar algunos datos. La medida que uso relaciona la Deuda Pública con respecto al PIB. En diciembre de 2005 (último año fiscal de la Administración Pacheco) la Deuda a PIB fue de 55,1% del PIB. Gracias a los buenos resultados que tuvimos, incluyendo a los superávits, al 2008 pudimos bajarla a 39,4%, casi 16 puntos porcentuales menos. En el año 2009, cerramos en 42,2%. Desde luego este último incremento se debe a los efectos de la crisis. En todo caso, cuando dejamos el Gobierno, el monto de la deuda era mucho menor a la cifra que recibimos (13% menos). Este fue el espacio que nos permitió manejar la crisis y suavizar los efectos en la población.
Estas cosas las he aclarado anteriormente en muchas oportunidades. Pero los colegas tienen la mala costumbre de repetir el mismo error. O quizás lo que les gusta es repetir falacias.




sábado, 24 de febrero de 2018

EL PROGRAMA MACROECONÓMICO 2018-2019. 24/2/2018

NOTAS AL TEMA

EL PROGRAMA MACROECONÓMICO 2018-2019

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Cerrando el mes de enero, el Banco Central de Costa Rica hizo público el Programa Macroeconómico para los años 2018 y 2019. Es un documento donde el Banco hace un balance del año que termina y nos da su visión sobre el futuro económico del país. La presentación se hizo a pocas días de las elecciones.

El mismo ambiente electoral ha hecho que se le ponga poca atención y que se haya dado escasa discusión sobre lo que el BCCR nos advierte. Por ello decidí tratar este tema ahora, lo que al mismo tiempo nos permite señalar temas que deberían debatirse en este segunda etapa de la escogencia de nuestro presidente y su equipo.

Voy tratar sobre lo que se dice en relación con el crecimiento económico, con el tema de la inflación, el comportamiento del crédito y sobre el sector externo.

LA PRODUCCIÓN. Lamentablemente el año 2017 cerró con un crecimiento en la producción menor al que se esperaba. Originalmente el BCCR había estimado que la producción crecería 3,8% en 2017 y 4,1% en 2018, siendo que en el 2016 la economía había crecido 4,3%.

Ahora las estimaciones publicadas nos dicen que en el año 2017 el crecimiento real fue 3,2% (1 punto menos que en 2016) y que para este año 2018 se espera un  crecimiento  de 3,6%, cifras ambas por debajo de lo que se esperaba. Estas son malas noticias.

EFECTOS EN LA POBLACIÓN. La reducción en el ritmo de crecimiento de la actividad económica tiene dos efectos directos en la población. Por una parte, a menor crecimiento productivo, menor crecimiento en el empleo. Por eso, la tasa de desempleo no baja. Y nos estamos acostumbrando a tener desempleo del orden del 9,5% anual o inclusive un poco superior. El otro efecto que impacta a la población es lo que tiene que ver con la disminución de la pobreza. Si no hay mejoras en la producción y en el empleo, no puede haber reducción de la pobreza. Esta se podrá mitigar con programas asistenciales, lo cual es legítimo, pero es insostenible. Estos programas nunca serán el mecanismo para sacar a las personas de su condición de pobres en forma permanente. Se requiere un mayor dinamismo en el mercado de trabajo, que a la vez sea el resultado de un mayor crecimiento productivo.

Otro efecto inmediato que tiene el bajo crecimiento productivo es el impacto en la recaudación de impuestos. Un gran aliado del Ministro de Hacienda es un crecimiento robusto de la economía.  Esto lo he planteado muchas veces desde este misma espacio: entre más crezca la economía, mayor será la recaudación de impuestos.  

Por eso es fundamental la seguridad jurídica para los negocios, un clima favorable de inversión, facilidad de trámites, políticas sectoriales productivas, acceso al créditos, plata barata, facilidades para la inversión local y extranjera, infraestructura y logística modernas, en fin, es urgente que se articule una política productiva clara, simple, con la participación de los actores públicos y privados. Se debe recordar que los actores privados representan iniciativas productivas de la más distinta estructura de propiedad, y eso también debe tomarse en cuenta.

La tarea principal del próximo gobierno es hacer crecer la producción y el empleo de calidad. Cualquier esfuerzo que se realice para combinar estas dos iniciativas deben ser bienvenidas y apoyadas. Las propuestas en esta dirección deben ser muy claras. Mantenernos en rangos de crecimiento debajo del 4% anual, no es suficiente. Mínimo 5% anual y ojalá más.

FICHAJES. Los acuerdos que logren los señores Alvarado en estos días son fundamentales. Me refiero a los acuerdos políticos; no los acuerdos con personas. Las negociaciones deben girar en torno a los conceptos sobre el tipo de sociedad que queremos impulsar; lo importante son los temas y los pactos a los que se llegue, y el liderazgo para llevarlos adelante.

CONCLUYO. Por ello es muy importante ir viendo como se van concretando los fichajes, y las alianzas que se conforman. Para bien o para mal, la Política Económica no es neutral. Y la escogencia de opciones tendrá repercusiones directas en la vida de los ticos. Continuaré.












sábado, 17 de febrero de 2018

SE ACABÓ EL TIEMPO. 17/2/2018

NOTAS AL TEMA

SE ACABÓ EL TIEMPO

Guillermo E. Zúñiga Chaves

De camino a la segunda ronda electoral, citando la última encuesta del CIEP de la UCR,  nos dice Diario Extra que las dos primeras preocupaciones de los ticos son los problemas de empleo y el déficit fiscal. (Diario Extra, jueves 15 de febrero, página 19).

Sobre el tema del empleo. Durante la primera parte de la campaña se prometió mucho, pero hubo poca precisión sobre cómo crear los empleos que se ofrecían. Para bajar el desempleo se necesita un crecimiento de la producción, por encima del 5% anual en forma sostenida, y poner el objetivo del empleo en el corazón de la política económica. Y para promover el crecimiento productivo se necesita una buena coordinación de políticas sectoriales con las macroeconómicas, exige un clima de confianza, que favorezca la inversión privada y obliga a tener una “buena macroeconomía”.

EL SEGUNDO DE LA ENCUESTA. Una “buena macroeconomía”  pasa por arreglar lo fiscal, valga decir, se debe atacar el segundo problema que señalan los ticos en esa encuesta. Es claro, entonces, que se deben dar señales de solución lo más pronto posible. Pero, ¿deben venir de la actual Asamblea o deben venir de los partidos en disputa en la segunda vuelta? 

Decía la semana pasada que parecía que los actuales diputados no querían dejarle espacio a los diputados electos para decidir sobre el tema fiscal.  Algunas bancadas legislativas se muestran dispuestas a entrarle a los proyectos fiscales y hasta hablan de aplicar una “vía rápida”.

La Asamblea ha tenido propuestas para modificar los impuestos y otras para cortar gastos. El Poder Ejecutivo ha enviado varias iniciativas, y hasta las ha cambiado a lo largo del tiempo. Ha costado que los proyectos avancen. Ejecutivo y Legislativo se culpan mutuamente por la lentitud. 
 
ACUERDOS POLÍTICOS. La dificultad de los acuerdos políticos siempre se ha visto como un problema en nuestro caso. Las calificadoras de riesgo así lo señalan. Por ejemplo, el 18 de enero de este año, hace un mes,  la calificadora internacional Fitch, cuando nos mantuvo en BB (grado especulativo) pero nos bajó la calificación de perspectiva estable a negativa dijo: El escenario base de Fitch asume que el ganador tendrá otro gobierno minoritario y enfrentará desafíos de una legislatura altamente fragmentada. Esto podría complicar la construcción de coaliciones y aumentar la parálisis legislativa y la inercia de las reformas, especialmente en cuestiones fiscales controvertidas”. (Traducción libre del comunicado de prensa). El fenómeno lo califica con crudeza: lo llama parálisis legislativa. 
 
UN MILLÓN DE MILLONES. El ajuste que se debe hacer es de un poco más del 3% del PIB. Es decir, entre el recorte de los gastos del Gobierno Central  y el aumento de los impuestos, se debe llegar a una suma cercana a un millón de millones de colones. Eso es mucha plata. Y ¿sobre quién se va a cargar la mano? ¿Todo en impuestos? ¡No!. ¿Todo en recorte de gastos? ¡No! Esa es la dificultad de avanzar en este tema. Pero el tiempo se acabó y hay que buscar soluciones prácticas. Sólo la negociación nos permitirá encontrar esa salida. 

La realidad política nos indica que si en la Asamblea actual se quiere avanzar, hay que aprovecharlo. Hay un proyecto en la mesa, sobre el cual se puede trabajar. Pero la realidad política también nos dice que los dos candidatos que están disputando la segunda ronda deben ser parte directa de estas negociaciones. Al fin y al cabo, uno de ellos será al que le toque recoger los frutos de lo que se apruebe. Y de igual manera, ambos deben ser responsables de lo que ahí salga.

Si no se involucran, se juegan el riesgo que otros decidan por ellos, hagan una reforma que no alcance, les impongan condiciones que les amarre las manos, y arranquen con el pie izquierdo.

CONCLUYO. Ya no hay tiempo para cálculos electorales; siempre reclamé que durante la primera parte de la campaña esto no se hablara con claridad. Pues bien, en este segundo tiempo, tienen que echar toda la carne al asador.



sábado, 10 de febrero de 2018

ACUERDOS CLAROS. 10/2/2018

NOTAS AL TEMA

ACUERDOS CLAROS

Guillermo E. Zúñiga Chaves

El último estudio que publicó el CIEP de la Universidad de Costa Rica, el miércoles antes de las elecciones, punteó de manera bastante acertada lo que finalmente sucedió el pasado domingo 4 de febrero. Se revelaba un Fabricio Alvarado en un claro primer lugar;  Antonio Álvarez en segunda posición pero estancado; Carlos Alvarado por debajo, pero pisándole los talones a Álvarez y en ruta ascendente durante el mes de enero. Señalaba también la caída de Piza y la caída de Castro.

Los que se reportaban como “indecisos” eran muchos. Estos “indecisos” a la hora de votar, se repartieron siguiendo lo que el “voto decidido” había dicho.  La excepción puede ser el apoyo al Sr. Piza, que parece que al final revirtió un poco su caída, pero no le alcanzó. El voto se fue a los Alvarado y hoy los tenemos para la segunda vuelta. Lamentablemente, el abstencionismo fue 34% tal y como lo decía la encuesta.

PIZA Y HERNÁNDEZ.  Si los votos del Dr. Hernández y D. Rodolfo Piza se suman, es decir, en el hipotético caso que hubieran ido juntos, hoy estarían en tercer lugar (20,97% juntos), con una diferencia muy pequeña por debajo del PAC (21,66%). Y como sabemos, no siempre en política uno más uno suman dos. En la de menos, juntos habrían sacado más votos y estarían en la segunda ronda. Vaya usted a saber.  Visto así, no les fue tan mal a los socialcristianos.

¿MILAGROS? La misma noche del domingo, ocurrió un milagro, si es que existen en la política. Un tema que apenas se había tocado durante la campaña, el tema fiscal, fue mencionado por los ganadores como una de las prioridades a atender. Es más,  parece que en la actual Asamblea hay interés por dejar caminado o resuelto este asunto. Como que los diputados actuales no quieren dejarle espacio a los que vienen en esta materia.

diálogo y alianza como salida. Otro tema que apareció del lado de los ganadores, esa misma noche, fue la idea del gobierno multipartidista o de unidad nacional. Esto resulta  novedoso en la vida política reciente del país. Los dos partidos ganadores formulan la necesidad de hacer gobiernos de unidad nacional. Esto debe pasar por negociación de temas más que de personas. Va a obligar a hacer pactos multipartidistas. Palabra maldita hace unos años. Pero vamos a tener que aprender a negociar y a pactar y sobre todo a respetar lo que se pacte y se le indique con claridad al país.

Esos pactos van a tener que ser muy precisos. Deberán incluir el tema que gravitó (¿y decidió?) en la primera ronda. Me refiero al asunto de cómo se entiende la familia y su relación con el fallo internacional. Este es un tema que debe estar claro a la hora de ir a votar el 1 de abril próximo, para que no complique el desempeño del futuro gobierno.

La arrogancia volvió a aparecer hablando de “equipos que sí saben hacer las cosas” y maltratando a diputados electos. Deben entender que los compatriotas que sacaron los votos para ir a la Asamblea fueron legítimamente electos,  y representan los intereses de quienes les dieron su voto.  La Asamblea se conforma por los distintos estamentos de la sociedad y todos los diputados electos merecen nuestro respeto. Será su desempeño posterior lo que nos permitirá evaluarlos. Pero hacen mal esos sectores echando carbón contra ellos desde ahora. En democracia, los votos son los que hablan.

Las alianzas que se establezcan, los pactos a los que se llegue y los equipos que finalmente se formen, nos indicarán por dónde irán los balazos. Y aquí los partidos ganadores deben ser muy cautelosos, hábiles y sobretodo muy claros. Estas definiciones nos indicarán, por ejemplo, dónde va a ir a refugiarse el pensamiento conservador o dónde tendrá cabida la  verdadera visión socialdemócrata.

CONCLUYO. La posibilidad de hacer gobiernos de unidad nacional o multipartidistas, es reconocer la realidad política del país. Si se logra, será una señal de madurez de nuestra democracia y un avance innegable. Entramos en un nueva etapa, la era de los acuerdos. Si esto fuera así, y se marchara en los próximos años por esa ruta, ¿alguien podría pensar que nos equivocamos el domingo pasado?