sábado, 2 de septiembre de 2017

UNA PATRIA CRISPADA. 2/9/2017

NOTAS AL TEMA

UNA PATRIA CRISPADA.

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Crispar: Irritar o exasperar a alguien (Diccionario de la Lengua Española).

Es cierto que la confianza del consumidor cayó este mes; pero esto no es lo más importante. Otras cosas subyacen en la sociedad, más densas, de mayor calado y mayor cuidado.
El Índice de Confianza del Consumidor es un indicador del estado de ánimo de los consumidores. El miércoles pasado publicaron los resultados de la última encuesta, la número 55, correspondiente a agosto de 2017. “…se asume que el optimismo hacia la economía genera confianza entre los consumidores… y que, por el contrario, la incertidumbre produce pesimismo…”, dice el reporte. De esta forma, lo que se está midiendo son actitudes y expectativas de los consumidores. Estas se afectan por múltiples razones.
Esta encuesta se hizo entre el 3 y el 18 de agosto. Dice el documento que “…la confianza de los consumidores disminuyó significativamente en los últimos tres meses…” El índice cayó 2,2 y los investigadores consideran que si bien la disminución en términos absolutos es pequeña, resulta  “... significativa y revela que actualmente los consumidores dejaron de valorar positivamente lo que experimentaban hacia la economía nacional”.
POSIBLES CAUSAS. Cierto que los resultados del índice están afectados por motivaciones económicas. Posiblemente la que más impactó fue el anuncio del Presidente del 1 de agosto cuando nos dijo que la Tesorería Nacional no tenía suficiente liquidez. El posterior esfuerzo del gobierno por desdecirse, tampoco ayudó; creó incertidumbre.  Sin duda ese dato está afectado por los aumentos en las tasas de interés, o por el aumento del tipo de cambio que tuvimos o por el de precio de la gasolina, o la dificultad para encontrar empleo. Pero estos son factores, llamemos, económicos.
OTROS FACTORES. Hay otros asuntos de la vida nacional que no son estrictamente económicos, que están afectando el ánimo de los costarricenses, que no son capturados por ese indicador y que están afectando la confianza actual y futura.   Giran en torno a las declaraciones que se dan en las comisiones investigadoras de la Asamblea Legislativa y las secuelas que traen. Los señalamientos son muy amplios, pues van desde posible tráfico de influencias, impericia o negligencia administrativa, problemas de gobierno corporativo, hasta eventual uso de la investigación para  intereses políticos electorales, para citar algunos.  Cada declaración genera nuevas dudas. Se ha creado un clima de desconfianza generalizada, no solo sobre los actores políticos, sino sobre los mecanismos institucionales que nos rigen. Así de serio es el tema.
No ayuda en nada que el Presidente diga que lo que hay es una campaña de desprestigio en contra de él y su gobierno, y que él tiene ubicados al los responsables de esa campaña. (Diario Extra, 29 de agosto, pág. 3).  Es insuficiente.
No ayuda en nada que el Fiscal General afirme, palabra más, palabra menos,  que es imposible hacer una investigación cuando a uno le alborotan el panal,  pues se hacen las denuncias pero no le aportan la información en las que se basan. Esto lo escuché esta semana en el programa radial Nuestra Voz. Le entendí que le preocupaba que al final el alboroto es tan grande, que puede llevar a la impunidad.
La confusión ciudadana y el desanimo aumentan, y la sensación de impunidad crece. Mala seña.
CONCLUYO. Muchas veces he insistido en hacer un manejo concertado del inevitable ajuste  económico que se nos viene encima. Hoy adiciono que se debe recuperar la confianza ciudadana, sin lo cual, nada caminará. Dar salida, dentro del marco institucional y jurídico, a esa olla de presión que se está creando. Se deben investigar las cosas para sentar responsabilidades. Sin embargo, dependiendo de la forma en se manejen los procesos, los resultados pueden ser insospechados. No se debe manosear la información, para no corromperla. Hay un caldo de cultivo que puede terminar en cualquier cosa. La Patria está sacudida.



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