sábado, 27 de octubre de 2018

EL ANUNCIO DE MOODY´S. 27/10/2018

NOTAS AL TEMA.

EL ANUNCIO DE MOODY´S

Guillermo E. Zúñiga Chaves

La semana pasada la calificadora de riesgo internacional Moody’s emitió un comunicado para los inversionistas del mercado local y del mercado internacional. Lo que dice es que pone la calificación de riesgo de la deuda de Costa Rica en revisión para bajarla. No quiere decir, que una vez que haga las valoraciones y estudios, confirme que la baje. Pero la señal que manda es muy delicada. Habrá que esperar que en el corto plazo  emita el criterio definitivo.

¿QUÉ ES UNA CALIFICACIÓN DE RIESGO? Es una opinión sobre la capacidad y disposición que tiene  un emisor para hacerle frente a lo pagos del principal  y los intereses  de su deuda en los términos y plazos pactados.  Si el emisor de esa deuda es el gobierno de un país, entonces se le conoce como la calificación del riesgo soberano. Es decir, es una opinión sobre  la capacidad de pago  que tiene un país para enfrentar sus deudas.

MAL PARADAS. Es cierto que las calificadoras de riesgo no salieron muy bien paradas de la Gran Recesión. Pero no es menos cierto que las opiniones que estas agencias publican son tomadas en cuenta por los mercados internacionales y también por los inversionistas locales. Como opinión que es, puede ser compartida o no por los jugadores de los mercados. Otros pueden tener análisis distintos. Señalarlas como brazos del capital financiero no ayuda en nada. Mi criterio es que esas opiniones pesan y hay que tomarlas en serio. 

LAS ESCALAS. Las calificadoras dan sus opiniones utilizando un sistema de letras. En el caso de Moody’s, combinan letras mayúsculas con letras minúsculas y además, también utilizan números para determinar en qué parte de esa calificación están los títulos analizados.

Para el caso de Costar Rica las calificaciones que están Ba1 hacia abajo,  es decir Ba1, Ba2 o Ba3,  se consideran especulativas, con riesgo considerable. Las calificaciones que van de Baa1, Baa2 y Baa3, son mejores que las anteriores, tienen un riesgo moderado de cumplir con sus obligaciones, aunque pueden tener algunas características especulativas.

En todo caso, las calificadores publican estudios que sustentan cada calificación que otorgan. No siempre son públicos; para tener acceso a ellos los inversionistas y personas interesadas pagan por recibir esos reportes.  En otros casos, los reportes los hacen públicos y son gratuitos.

HISTORIA RECIENTE.  En relación con las calificaciones dadas a la deuda del Gobierno de Costa Rica, en octubre del 2008 Moody´s nos había dado una calificación Ba1,  pero le había puesto perspectiva positiva. Esto quiere decir que estábamos en la parte más alta de las calificaciones especulativas y que la opinión que la calificadora tenía, indicaba que ese criterio podría variar hacia una mejora.

En septiembre del año 2010, terminando el gobierno Arias, la calificadora Moody’s nos dio una calificación Baa3, con perspectiva estable.   Esto es una mejora pues nos saca del rango especulativo. Esta mejora se presentó después de que Costa Rica había vivido la Gran Recesión que se dio entre 2008 y el 2009.  Moody’s explica, entre otras cosas,  que los buenos resultados fiscales que previamente se habían obtenido, le permitieron al país hacer política contra cíclica sin comprometer el nivel de endeudamiento nacional.

Lamentablemente cuatro años después, al finalizar la Administración Chinchilla, en setiembre de 2014, Moody´s nos baja la calificación y nos  vuelve a colocar en Ba1,  (rango especulativo), esta vez con perspectiva estable. En febrero 2016, ya en la Administración Solís,  nos mantiene en Ba1 pero señala la perspectiva negativa. Un año después, en febrero del 2017 nos baja y nos coloca en Ba2 con perspectiva negativa. La semana pasada, como mencioné,  anunció que pone la calificación en revisión y con sentido a la baja.

CONCLUYO. Nos gusten o no, las calificadoras de riesgo existen y hacen su trabajo. La historia reciente muestra que han venido señalando el deterioro de la calidad crediticia de  nuestra deuda soberana.  Ignorar sus criterios, como algunos pretenden, es un error. Los inversionistas sí los toman en cuenta y nos lo cobran.



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