NOTAS AL TEMA
HABLEMOS DE IMPUESTOS (2)
Guillermo E. Zúñiga
Chaves
La
semana pasada hablé entre otros temas de la diferencia entre evasión y elusión
y anoté que siempre le pedimos a los
administradores tributarios que cobren mejor los impuestos existentes. Hoy presento algunos datos como complemento a mis
comentarios anteriores.
CARGA TRIBUTARIA. Este es un concepto
que con los años ha venido creando controversia. Yo lo utilizo para medir la
relación entre los Ingresos Tributarios con respecto al Producto Interno Bruto.
Nos dice cuánta es la carga de impuestos
que pagamos los ciudadanos. También se puede interpretar como el porcentaje del
total de producción nacional que va a las arcas del Fisco, para financiar sus
gastos. Es una medida de uso mundial,
pues permite comparar los esfuerzos tributarios que hacen los países.
LA CONTROVERSIA viene cuando algunos empiezan
a meter como parte de esa carga tributaria otros aportes que se hacen desde el
sector privado que no son exactamente impuestos. En particular ha tomado mucha
fuerza decir que, para medir esa carga tributaria, se deben agregar las “cargas
sociales”. A mi juicio, no son impuestos propiamente dichos. Dejo aclarado el
punto, por ser tema de discusión.
LA CARGA TRIBUTARIA SUBIÓ. Esto es una cosa que ha sido poco
difundida. De acuerdo con datos del
Ministerio de Hacienda, publicados en enero pasado, la relación entre los impuestos
y el PIB aumentó en 0,6% en el 2015. (No incluye “cargas sociales”). Para
ilustrar el tema transcribo resultados recientes: en el 2013, el valor fue
de 13,4%; en el 2014, el monto fue 13,2
%, pero en el 2015 el valor que Hacienda reportó fue de 13,8%. Es un aumento
importante en un año.
Veamos esto con cuidado. Lo que me
llama la atención es que este aumento, nada despreciable por cierto, se da sin
que se haya aprobado un solo nuevo impuesto, y más bien, se eliminó el cobro
del Impuesto a las Sociedades (que recaudaba 0,3% del PIB). Entonces, si el crecimiento fue hasta 13,8%
del PIB, en realidad el crecimiento en
la recaudación fue muy alto, pues se compensó la pérdida del Impuesto a Sociedades
y además se recaudó más. Es un enorme
mérito de la actual Administración que,
en todo caso, lamentablemente, no pudo evitar que el déficit fuera tan
alto como -5,9% del PIB., por otras razones como lo hemos discutido aquí.
UN ESTUDIO DE HACIENDA, que también ha tenido
poca difusión, muestra otra cosa interesante en relación con las cargas
tributarias y sus efectos en los resultados fiscales. Se llama Proyecto de “Ley de Ordenamiento Fiscal
(LOF)” Efecto estimado sobre el Balance Fiscal. El lector lo puede
encontrar en la página WEB del Ministerio de Hacienda, a través de la
pestaña “Estudios Fiscales”. En este trabajo se simula qué hubiera pasado
en los resultados fiscales si el proyecto de impuestos de D. Abel se hubiera
aplicado, a partir del 2006. Lo que hacen es mantener los gastos que se dieron
el todo el período de estudio (2006 al 2014), y aplicar los “ingresos frescos
que la reforma habría dado” ( estimados en 2,16% del PIB adicionales).
DOS RESULTADOS. Extraigo del estudio
dos resultados. De haberse aprobado y aplicado la reforma en el aquel momento,
la relación Deuda a PIB tendría un valor que es
16% más baja de lo que en realidad fue en el 2014. Pero más relevante es que el pago por intereses sería mucho menor. Es
decir, no tendríamos hoy las amenazas fiscales que nos acosan.
CONCLUYO. En años recientes las reformas aprobadas en la
Asamblea se han caído en la Sala Cuarta. El estudio de Hacienda nos da
lecciones. Si queremos entrarle a la situación fiscal, inevitablemente tendremos
que discutir y aprobar impuestos. Aunque duela y moleste, como dije la semana
pasada. El Gobierno debe indicar si quiere discutir ese tema, cómo lo quiere
discutir y convocar los proyectos. Debe ser claro en indicar qué dará a cambio
de ese esfuerzo adicional que se pedirá a los ciudadanos. Que la discusión sea
sosegada, inteligente y constructiva. El Gobierno tiene la palabra.
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