NOTAS AL TEMAS
ASÍ NOS VEN DESDE AFUERA
Guillermo E. Zúñiga Chaves
Esta semana la calificadora de riesgo internacional Fitch publicó la revisión de la calificación de Costa Rica. Nos fue bien; se mantuvo en B+, con perspectiva negativa. Esta es realmente una calificación muy mala. Pero, como desde principios de año teníamos perspectiva negativa, esto es, que cualquier ajuste que se hiciera a esa opinión sería a la baja, el que nos hayan dejado quietos, es una buena noticia.
LAS CALIFICADORAS SON REALES. Uno puede estar de acuerdo o no con las opiniones que dan la calificadoras. Pero lo cierto es que ellas existen y hacen su trabajo. Y los inversionistas internacionales sí les ponen atención; aquellos que nos van a prestar plata, o nos van a comprar los bonos (muy pronto los eurobonos) sí revisan esos reportes.
NO AFECTA SOLO AL GOBIERNO. Esos informes también afectan las relaciones que se establecen entre los financistas internacionales y los empresarios locales, sean bancos o establecimientos no bancarios. Es decir, una calificación de la deuda del país, calificación soberana como se le conoce, no afecta solo al Gobierno. Así, por ejemplo, si una empresa necesita un préstamo para pagar sus compras internacionales, le van a cobrar una tasa de interés más alta por el riesgo del país, o le pueden reducir los plazos de los créditos. Igual puede suceder si los bancos locales van a gestionar líneas de crédito. También se pueden ver afectados los llamados créditos de proveedores, aquellos que da una empresa internacional a una local.
DE FORMA QUE ESTAS CALIFICACIONES HAY QUE CUIDARLAS. No ganamos nada con desconocer lo que esas empresas anuncian al mercado financiero internacional. Es mejor tomar debida nota de cómo nos ven, evaluar la manera en que nos puede impactar y tomar las previsiones y acciones del caso para mejorar lo que se nos señala.
Internamente sabemos que al Gobierno no le han gustado algunas de estas calificaciones. Ya en una oportunidad, a finales del año pasado, el Presidente había externado su desacuerdo cuando Moody´s (otra calificadora) le bajó la letra a nuestra deuda soberana y nos dio también perspectiva negativa, a pesar de la aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas. Calificó el trabajo como equivocado e "injusto".
La semana pasada cuando la misma Moody´s hizo algunos señalamientos, no muy favorables, sobre el posible impacto que puede tener en los bancos estatales la aplicación del Programa de Salvamento para Personas Altamente Endeudadas, los rechazó diciendo “no deposito mi confianza en calificadoras”.
Lo grave es que Moody´s no se lo dice al Gobierno de Costa Rica. Insisto, se lo dice al mercado internacional. Y lo que es peor, nuestros bancos públicos tienen calificaciones de riesgo, que eventualmente se podrían afectar. Cierto que dicen que hoy los bancos están llenos de plata. Sin embargo, en la de menos por sus estrategias o necesidades financieras (calce de monedas, calce de plazos, por ejemplo) necesiten ir a fondearse al exterior y entonces ahí sí les van a preguntar por este tema.
El ANUNCIO DE FITCH. Algunos de los señalamientos que hizo la calificadora esta semana para mantenernos la letra son: las debilidades que advierte en las finanzas públicas, las dificultades políticas que observa, que la regla fiscal no se ha probado, y que la Asamblea haya restringido el financiamiento externo a aprobaciones parciales. La perspectiva negativa refleja los altos déficits fiscales y los compromisos de amortización de deuda, en un entorno de desaceleración económica. Entonces, si se diera un aumento el costo (tasa de interés) de la deuda, puede llevar a un mayor endeudamiento.
Fitch estima que los déficits fiscales se mantendrán por encima de 5% del PIB hasta el 2023, aunque se aplique la regla fiscal, lo cual llevará la deuda del Gobierno Central a una cifra superior al 70% del PIB en el 2023. Por eso dije que nos fue bien.
CONCLUYO. Estas evaluaciones externas, bien entendidas, pueden servir de autocrítica para mejorar el manejo de los temas públicos. El cuadro que dibuja Fitch es delicado. Es parte de la herencia que le dejaron al nuevo Ministro de Hacienda.
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