Este es el documento original que mandé a La Nación y hoy se publica.
EL QUE TENGA OIDOS PARA OIR, QUE OIGA.
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Ex
Ministro de Hacienda
Escribo esta nueva aclaración por respeto a los lectores. Desde ya
les pido disculpas pues estos temas los he explicado en otras ocasiones. No obstante, cada cierto tiempo aparece alguna
persona que trata de desvirtuar, sin fundamento, lo que aquí se explica. No han querido
entender.
El presupuesto es una
autorización de gasto. Esto quiere decir que no todo lo
que se presupuesta se tiene que gastar en el año. Cuando la Asamblea aprueba el
presupuesto que se va a ejecutar el año
siguiente, ahí queda calculado una estimación de los ingresos esperados, los
gastos proyectados y por tanto, un
déficit estimado. Se le conoce
también como déficit implícito. Al final del año, cuando ese presupuesto se
ejecutó, después de 12 meses de administrarlo con presupuestos extraordinarios
incluidos, se obtiene el déficit real o
déficit ejecutado. Son dos conceptos distintos.
Los resultados fiscales del 2006. Al iniciar nuestra administración el 8 de mayo de 2006, me encontré un
déficit estimado (el esperado) de -2,9% del PIB. Ese era el monto que tenía el
presupuesto que la Asamblea había aprobado. Sin embargo, ese año 2006 gracias a
la gestión de Hacienda (que gastó menos de lo autorizado y recaudó más de lo
previsto), cerramos en - 1,1% del PIB.
Durante ese año, únicamente
envié a la Asamblea un pequeño presupuesto extraordinario al final del año. El
buen cobro de impuestos y la marcha de la
economía permitieron que recaudáramos mucho más que lo que originalmente se
había estimado. La Contraloría me insistió
en que presupuestara ese nuevo monto. En la tercera carta que me envió indicaba
que le había mandado copia a los diputados de la Comisión de Ingreso y Gasto Público.
Imagínense ustedes, los
diputados llegaron a saber que había más plata. ¡Qué tentación! Pero no autoricé
ningún gasto adicional con esos ingresos de más. Por el contrario, se usaron para
bajar la deuda. Esas decisiones, que se tomaron en mi periodo, fueron las que permitieron
que de un déficit estimado de -2,9% del PIB, cerrara al final del año en -1,1%
del PIB.
Los resultados
fiscales del 2010. Cuando se aprobó el presupuesto para ese año, el déficit estimado
que llevaba era -5,0% del PIB. Ese presupuesto se preparó mientras era
Ministro. No es que borramos con el codo lo que habíamos hecho. ¡Es la crisis!
Y en condiciones extraordinarias, se aplican medidas extraordinarias. Porque
efectivamente el mundo vivió una Gran Recesión de efectos devastadores. Muchas
veces este hecho, maliciosamente, también se omite.
La ejecución
real de ese año llevó a un déficit de -5,1% del PIB. Esto puede llevar a pensar
que la ejecución fue tan precisa, que se llegó justo a la cifra original. Pero no fue así.
Paso a
explicar. En el último trimestre del
2010, bajo la responsabilidad de la nueva Administración, el Ministerio de Hacienda autorizó gastos
adicionales por un monto cercano al
1% del PIB y eso fue
directamente a ensanchar el déficit, que les cerró en -5.1% del PIB. Se
registró como gasto y quedó en cuentas de Caja Única. Desde luego no lo podían
gastar en tres meses; quedó “parqueado” en la Caja Única para usarse después. Pero
sí cuenta como déficit de ese año.
De la Memoria Anual de la Contraloría del 2010 cito: “Se observa un crecimiento muy pronunciado
en el saldo de la caja única en colones al 31 de diciembre del 2010 (93.3%
mayor que en el 2009) el cual contrasta con el modesto crecimiento
experimentado en 2009 (8,2% respecto a 2008). Al respecto, explica la Tesorería Nacional que una buena parte de este
crecimiento obedece a la gran cantidad de recursos de transferencias incluidos
en el último presupuesto extraordinario, que se ejecutaron y se acreditaron en
la caja única al final del periodo presupuestario”. La explicación de
la Tesorería confirma lo que estoy explicando.
Si no hacen ese gasto extra, hubieran terminado el 2010 con un
déficit del -4% del PIB, en línea con lo que habíamos negociado con el FMI. ¿Por qué se cerró en -5,1%? Porque al final
del 2010 se gastó de más. Así de sencillo. ¿Quién autorizó ese gasto? La nueva
administración.
Concluyo. Llegamos a ese resultado del 2010 por decisiones de la nueva administración,
de la misma manera que llegamos al resultado del 2006 por decisiones mías. Ese
es el punto que siempre he defendido. Porque en los ocho meses del año de la
transición, las nuevas autoridades pueden y deben tomar muchas decisiones. Así
de claro.
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