NOTAS AL TEMA
SALIÓ HUMO BLANCO.
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Sí, salió humo blanco y muy rápido. El Proyecto conocido como Regla Fiscal, que
impulsa el PUSC, ya fue dictaminado por una Comisión Especial de la Asamblea Legislativa.
Pero vean qué maravilla: este proyecto necesitó
solo de un mes para dictaminarse. Y estamos hablando, nada más y nada menos, de
una reforma parcial a la Constitución Política. ¡Qué eficiencia! En ese
plazo, se recibieron en audiencia a 14 personas.
Lo primero que se demuestra es que en esa Asamblea, que todo el mundo ataca por ser lerda, ineficiente,
“vagabunda”, cuando se lo proponen, pueden hacer las cosas bien rápido. Claro, lo que hay detrás es un acuerdo
político. En este caso, el acuerdo es
sobre la visión fiscal restrictiva. Porque eso es lo que hay ahí.
ESTABA EQUIVOCADO. Lo otro que se demuestra, es que yo estaba equivocado. Había
dicho que con este proyecto “el PUSC, en
representación de la ortodoxia económica, mete el gol". (Notas al Tema,
Diario Extra, 4 de nov. 2017). Y
agregaba, “Sin duda, esta iniciativa
define la línea económica de este partido”.
Pues resulta que el dictamen afirmativo de mayoría lo firman el
partido proponente, los libertarios (que siempre han apoyado esta ideas),
y ¿sorpresa?, lo apoyan también Liberación Nacional y el
PAC. Como quien dice la ortodoxia económica,
la “restricción fiscal”, encaramó en
su tren a lo poco de heterodoxia económica
que, ingenuamente pensé, todavía podía existir. ¿Se enterró la socialdemocracia
económica? Por lo menos nadie la reivindicó. Entiéndase
entonces, que se están decantando las
posiciones económicas que llevan los candidatos y sus partidos.
En ese mismo comentario del 4 de noviembre decía: “La campaña debe aprovecharse para discutir
este tema y dejarnos claro si están o no de acuerdo. Al fin les tocará a los
próximos diputados dar la última palabra”.
Lo que ya sabemos es que esos
partidos comparten esta visión. Por eso no hay debate; por eso el elector no ve
mayores diferencias. En un tema de tal importancia, rapidito se alinearon.
PONGO UN EJEMPLO. El dictaminen de mayoría propone
un nuevo texto, que en lo que nos interesa en este momento, se refiere a la restricción
que impone a los presupuestos para que
los gastos corrientes no puedan ser mayores a los ingresos corrientes. En el
papel, esto suena razonable. Pero en la realidad las cosas no son tan fáciles.
Con datos del presupuesto para el año entrante tenemos que los
ingresos corrientes están calculados en ¢5,2 billones de
colones (esto son millones de millones); los gastos corrientes se estiman en ¢7,1 billones. Aquí ya estaríamos
pasados de la pretendida regla en ¢1,9 billones. Esto
es, si la regla fiscal estuviera vigente, habría que recortar gastos por ese monto.
Dentro de los gastos corrientes aparecen Sueldos y Salarios por ¢2.2 billones; Contribuciones Sociales por ¢0,4 billones; Compra de Bienes y Servicios por ¢0,3 billones; Pago de Intereses por ¢1,4 billones y transferencias corrientes por ¢2,8 billones. ¿Dónde meter
la tijera?
¿VIABLE? Supongo que nadie estaría de acuerdo en dejar de pagar los
intereses. Esto nos indica que el recorte
de ¢1,9 billones debe salir de los otros ¢5,7 billones de gastos “que se pueden tocar”. ¿Cuánta gente hay que tirar a la calle para bajar
los salarios? ¿Cuántas oficinas cerramos para que no compremos bienes o servicios,
para no pagar luz y agua? ¿Cuáles transferencias dejamos de pagar? ¿Las que van
a universidades? ¿Las del Conavi? ¿Las de las municipalidades? ¿O las de
Asignaciones Familiares? En fin, ¿dónde se
va a recortar ¢1,9 billones? Vean
que hay que cortar una tercera parte de ese gasto “que se puede tocar. Porque
ese es el ajuste que demanda esta reforma y esos serían las partidas a recortar.
¿Viable?
CONCLUYO. El frío no está en las cobijas. La regla no resuelve nada. Aplicarla implica, con datos al 2018,
reducir al Gobierno Central en una tercera parte. Lo que se necesita es un
pacto fiscal, un acuerdo nacional, que reparta la carga del ajuste entre todos.
Pero eso nos ha tomado una eternidad. Ojalá los partidos fueran igualmente
rápidos para negociar este pacto. ¡Luego
es tarde!
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