NOTAS AL TEMA
TRUMP FUERA DEL ACUERDO DE PARÍS
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Trump decidió retirar su gobierno del Acuerdo Sobre Cambio
Climático. Cualquier país, de los más de 190 que firmaron el Acuerdo, se puede
salir. Unos pocos ni siquiera lo
firmaron, como fue el caso de Nicaragua.
Ahora bien, estamos hablando del retiro de la mayor economía del
planeta, con liderazgo indiscutible. También, uno de los que más contaminan.
Estos temas del cambio climático no son exclusivos de los ambientalista,
sino que tienen que ver con la forma en que
los países organizan los procesos productivos. Por ejemplo, si los transportes son contaminantes, si la
energía que producimos se hace por medio de métodos que contaminan, si hay malos manejos de los desechos sólidos,
si se destruye la naturaleza al producir, todas esas cosas afectan al medio ambiente
e impactan en el calentamiento global. Entonces, esto es un asunto del tipo de desarrollo.
Por ello, para bajar los efectos en el calentamiento global, los países
deben modificar la forma en que producen. Esa
transformación requiere recursos financieros, y regulaciones que induzcan a las
empresas a usar métodos ambientalmente eficaces en sus procesos productivos.
El Acuerdo repudiado por Trump establece obligaciones entre los países para
bajar la producción de gases efecto invernadero y compromete recursos para la
transformación productiva. Estos son las
dos asuntos a los que Trump les zafa el hombro.
Desde el punto de vista
de la reducción de emisiones, estas son tareas
que en mucho las regulan los estados y las ciudades en los Estados Unidos. La
posición del Presidente afectará poco esas decisiones locales. Además muchas empresas norteamericanas saben que la
competencia mundial les exige modernidad ambiental en sus procesos. El
desarrollo tecnológico en muchas ramas del mundo desarrollado se está
orientando para atender esas exigencias.
Desde el punto de vista
de los recursos comprometidos por los Estados
Unidos con el Acuerdo de París, no es mucha la plata. Los países se obligaron a
crear un fondo equivalente a los US$100 billones para atender los retos del
cambio climático. La contribución de los
EEUU a esos fondos globales es menos del 3%. (www.climatetracker.org). Entonces
el que EEUU no aporte esos recursos, no le va a resolver los problemas internos,
ni va a “hacer a los USA más grande”.
Desde el punto de vista de su aporte tampoco “es un gran desplome”.
Sirva lo siguiente para hacer comparaciones. El gasto militar de
Estados Unidos en el 2016 fue US$611 billones (Stockholm International Peace Reserarch Institute, abril 2017). En un año se gastan en guerra el equivalente
a 6 veces lo que todo el mundo quiere usar para atender los compromisos del
Acuerdo Climático. Solo para el año entrante, Trump quiere subir el presupuesto
militar en $54 billones más. La verdad
que los US$3 billones que se ahorra saliéndose del Acuerdo no le arreglan mayor
cosa.
Entonces, ¿qué es lo que hay
detrás de esta decisión? Es un gesto ideológico del
pensamiento conservador que hoy domina la Casa Blanca. Están en contra de lo
que llaman el “Enviro-Statism” (Mark
Levine, “Liberty and Tirany. A
conservative Manifesto”, Cap. 8, 2009). Es algo así como “estatismo
ambiental”, una idea que sugiere que el
Estado sobrepone las políticas ambientales a la libertad individual. Pero eso
lo ven también en otras políticas públicas. Por eso se rechaza un convenio que
además es internacional.
Esa visión tiene sus acólitos locales. Cuestionan las políticas ambientales
de los gobiernos pues representan regulaciones que consideran excesivas para el
sector productivo, lo que les acarrea altos costos y reduce la capacidad para
competir. El mismo argumento que se dio cuando se impulsaron las reformas sociales
del siglo pasado y que aún hoy se utilizan. Ahora las extienden a las políticas
ambientales.
CONCLUYO: ¿podrá el mercado por sí solo resolver los impactos del
calentamiento global?
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