NOTAS AL TEMA
LA HISTORIA COMO MAESTRA: RECORDANDO A DANIEL ODUBER
Guillermo E. Zúñiga
Chaves
En
estos días he estado leyendo un libro sobre el ex presidente Don Daniel Oduber,
escrito por Joaquín Alberto Fernández y publicado por la Editorial Universidad
Estatal a Distancia, en 1997. Entre muchos temas, se reseña ahí que a raíz de
la derrota electoral que sufrió Liberación Nacional en 1958, el Partido realizó
un
análisis interno y una crítica constructiva sobre esa crisis.
En
el marco de ese análisis político, D. Daniel elaboró una carta que envió al
Comité Político Nacional con fecha 1 de enero de 1960. Es decir, estamos hablando de un documento de hace 56 años que, a
mi juico, tiene señalamientos que hoy
pueden ser un eje de reflexión partidaria.
ELECIONES RECIENTES. Liberación
Nacional tuvo una derrota electoral muy grande en el 2014; hasta fuimos a una
segunda vuelta sin candidato. En la reciente elección de puestos municipales tuvimos dos versiones
sobre los hechos que ahí ocurrieron. Un
criterio es triunfalista, pues el Partido obtuvo una buena mayoría de
Alcaldías, y por tanto un porcentaje alto del total de votos emitidos. Otra opinión hace énfasis en que no hay tal
éxito, pues se perdieron alcaldías. No sé si los órganos de dirección del
Partido han hecho el análisis objetivo y
desinteresado de ambas elecciones. Y
si lo han hecho, pues no lo han compartido con su militancia.
La Fracción Parlamentaria ha sido
el brazo político que ha puesto la cara por el Partido en estos años. Han
tenido la capacidad de construir posiciones y salir unidos ante los distintos
temas legislativos y sobre otros asuntos
nacionales. Han propuesto iniciativas de ley sobre temas delicados y urgentes. No se nota una articulación clara de
trabajo con las autoridades partidarias. Me parece que el esfuerzo de trabajo
unitario en la Fracción lo han hecho ellos mismos.
Sentencia D. Daniel en esa carta: “Hay la tendencia errónea a creer que con
base únicamente en lo que hemos hecho en los diez años anteriores, los votantes
están muy complacidos y nos darán su voto. Ese error fue de graves
consecuencias en 1958, pues la realidad
es que lo que hemos dejado de hacer es más fuerte que lo que se hizo.”
(p. 119). Sin duda, un criterio de consideración actual. Creo que esta es la mayor motivación para
hacer un Congreso participativo, amplio, orientador, que confronte posiciones ante
los retos nacionales.
Se
trata de reconocer que así como se han hecho grandes y muy valiosas obras en el
pasado, tambi más aún, se han dejado de hacer cosas que son
urgentes para que los ciudadanos, independientemente de su color político, vivamos mejor. Esta autocrítica rigurosa es necesaria
para avanzar.
én se han cometido errores y,
CAPACITACIÓN. Más adelante D. Daniel se
refiere a la fundación del Instituto de Ciencias Políticas, ideado para capacitar
dirigentes, esfuerzo que con más o menos
éxito se ha intentado en años recientes.
Y sobre la capacitación señala: “…pero los dirigentes que más capacitación necesitan
no aparecen. El economista cree que todo lo sabe y el abogado no quiere estudiar
economía. El político cree que con su “arrastre” compensa su ignorancia y el
educador cree que sólo debe saber de silabarios”. (P. 120)
Por
lo que se ve, desde aquella época los economistas se sienten autosuficientes
con su técnica económica, desconociendo la naturaleza política de sus
decisiones en el ejercicio del servicio público, como si la técnica económica
fuera neutral. Y el político cree que el “arrastre” es suficiente para ganar
las elecciones.
Una llamada de atención para un
partido que hoy trabaja en un Congreso cuya participación plural no es clara;
que promueve una reforma de sus estatutos que limita la participación de los ciudadanos;
que intentó (en forma fallida hasta el momento de escribir este comentario) modificar las reglas para que las autoridades
partidarias pudieran mantener su condición y eventualmente participar como
precandidatos presidenciales, y con dos ex presidentes que en torno al Partido
tienen su propio “juego de tronos”, como señala con ironía Fray Lutrín II en el
Periódico OJO, que dirige D. José María Penabad. Veremos qué pasa hoy.
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