sábado, 13 de mayo de 2017

IMPUESTOS QUE CONTAMINAN. 13/5/2017

NOTAS AL TEMA

IMPUESTOS QUE CONTAMINAN

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Todos tenemos claro que el país enfrenta una situación fiscal complicada. Pero además, Costa Rica tiene una estructura de impuestos que depende de actividades que son contaminantes.  Me refiero a los impuestos que se asocian con el parque automotor. La contaminación que provocan las emisiones de  los vehículos es alta.

En esta lista de impuestos caben los siguientes:

a-    Impuesto a la Propiedad de Vehículos. Las cifras de Hacienda no permiten excluir las aeronaves y las embarcaciones de la masa vehicular.
b-    Impuesto Selectivo de Consumo para vehículos automotores, que incluye gravamen sobre carros y motos. 
c-     Impuesto al Traspaso de Vehículos, donde tampoco las cifras permiten separar aeronaves y embarcaciones.
d-    Impuesto Único a los Combustibles.
e-    Impuesto sobre las Ventas a los vehículos,  tanto para los vehículos nuevos como los usados. Se cobra a nivel de aduana, al momento de la importación.
f-     Impuesto sobre la Renta, sobre establecimientos que venden vehículos. Esta es una segregación hecha para separar el aporte de este tipo de empresas.

Veamos unas cuantas cifras. La información original es tomada del Ministerio de Hacienda. Para el período entre el 2012 y el 2016, el conjunto de esos impuestos  comparados con el total de ingresos tributarios representan un 18,2% como promedio anual.

Es decir, casi la quinta parte de los impuestos que se recaudan, corresponden a actividades que de alguna forma contaminan el ambiente. Para tener una idea de la importancia y del orden de magnitud, este valor viene a ser casi  un 2,5% del PIB. Esta es una cifra  equivalente al incremento en  los impuestos que el Gobierno pretende con la reforma tributaria.

Para ese mismo período, el Impuesto Único a los Combustibles  representa como promedio el  38,5% del total de los impuestos asociados al parque automotor. Le sigue en importancia el Selectivo de Consumo (20%) y en un monto muy parecido el Impuesto a la Propiedad de Vehículos.  El Impuesto de Ventas viene a representar como el 17%.

PARADOJA. En otras palabras, entre más carros tengamos en el país y más gasolina utilicemos mejor será la recaudación. Esa es la gran paradoja en que nos encontramos: un país que pretende ser carbono neutral, depende al mismo tiempo, para recaudar sus impuestos, de una actividad que sabemos genera emisiones contaminantes.

Se ha determinado que los automóviles y demás vehículos son responsables de emisiones contaminantes. Un trabajo de Virginia Reyes (2016) sostiene:  “De acuerdo al inventario de emisiones del año 2011, en el país se emitieron 1.898.591 toneladas de contaminantes al aire, de las cuales las fuentes móviles aportaron el 61%”. Si bien es un dato del 2011, el mismo  sirve de ejemplo. Por “fuentes móviles” se entiende automóviles y otros vehículos incluyendo motos, camiones, buses y microbuses.

La emisión de estos gases aparte de impactar el clima, lo que llamamos efecto en el cambio climático, puede producir también afectaciones en la salud humana. La atención de ambos aspectos cuestan al fisco y a la sociedad en su conjunto bastantes millones de dólares por año.

RETOS. La alta dependencia tributaria de este tipo de impuestos, señala un gran riesgo financiero. Se deben atender los efectos dañinos al medio ambiente, sin erosionar la recaudación. Inmenso reto tenemos al frente.  El país debe abocarse a replantear su esquema de transporte, público y privado. Seguir haciendo lo que hemos hecho hasta ahora solo profundizará el problema. Pero se debe tener claro que esta transformación puede tener al mismo tiempo  altos costos fiscales que, de alguna forma, deben ser compensados. El diseño de la estrategia de transportes y la “nueva tributación” asociada, representa un reto hacia la transición de esquemas.

A MANERA DE CONCLUSIÓN. En ocasiones anteriores he insistido en que los temas ambientales no deben ser tratados únicamente en el campo ambiental. El Tema de hoy es un clarísimo ejemplo que empezó por la preocupación ambiental, pero termina siendo un tema eminentemente económico. Se mezcla la sostenibilidad ambiental, con la sostenibilidad de las finanzas públicas.



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