NOTAS AL TEMA
DESCARBONIZACIÓN, UN MUNDO DE OPORTUNIDADES
Guillermo E. Zúñiga Chaves
Reducir las emisiones de carbono de las economías es un buen negocio que, además, genera nuevos empleos. “En todos los guiones que implican la reducción a la mitad del carbono generado por combustión, se aprecia un beneficio derivado en forma de nuevos puestos de trabajo creados por esa transición” (Paul Mason, “Postcapitalismo, Hacia un Nuevo Futuro”; Editorial Paidós, España, 2016; pág. 322)
Mason se refiere a estudios que presentan distintos escenarios sobre cómo manejar la reducción de emisiones de carbono hacia el 2050, realizados por prestigiosas organizaciones, entre las que cita el Blue Map Scenario de la Agencia Internacional de la Energía y Energy Revolution Scenariode Greenpeace.
La relación entre descarbonización de la economía, impulso de nuevas áreas de negocios, con crecimiento económico, y disminución del desempleo, es suficiente razón para apoyar el Plan de Descarbonización de la Economía que presentó el Gobierno a principios de año. He insistido en que esta es una idea ganadora. “…este plan de descarbonización… es …un concepto correcto. Es una idea ganadora y merece nuestro apoyo… este plan significa una hoja ruta para redefinir el modelo de desarrollo…su puesta en marcha puede ayudar a la reactivación económica”. (Notas al tema, 20 de octubre de 2019)
EL FINANCIAMIENTO. Veo además otra oportunidad alrededor de esta iniciativa. Tiene que ver con la posibilidad de movilizar dinero hacia el país, sea como préstamos o como inversión directa. Puede ser para el sector público, con lo cual se estaría ayudando a levantar parte de los recursos que el Gobierno está solicitando a la Asamblea Legislativa. Pero también puede ayudar a movilizar financiamiento para iniciativas del sector bancario, proyectos del sector privado, para alianzas público privadas u otras formas de estructuración financiera que permitan echar a caminar este plan.
PORTAFOLIO DE PROYECTOS. Para buscar estos recursos, es necesario transformar este Plan en muchos proyectos de inversión. De paso sabríamos de cuánta plata se está hablando, lo que permitiría priorizar y construir una hoja de ruta a largo plazo. No es lo mismo buscar plata para proyectos de transformación del transporte público o privado, que para proyectos de manejo de desechos, o para impulsar cambios en la agricultura que permita un uso sostenible de los suelos.
Esos proyectos juntos formarían el portafolio para la descarbonización, lo que le permitiría al país presentarlos en los distintos mercados, incluido el mercado de las finanzas climáticas. De esta forma, Gobierno y empresas podrían hacer uso de algunas facilidades globales que se han ido creando alrededor de los esfuerzos mundiales por atender la amenaza climática.
BONOS VERDES/CLIMÁTICOS. Por ejemplo, algunos de estos programas se podrían llevar al mercado de bonos verdes/climáticos. Éste ha venido creciendo de manera acelerada en los últimos años. Con datos al año pasado, Climate Bond Initiative estimaba que el universo de bonos alineados con el cambio climático rondaba cerca de US$1,5 trillones de dólares. Y estos recursos seguirán creciendo año con año.
No se vaya creer que por ser un financiamiento verde/climático las condiciones crediticias son distintas. Los inversionistas siguen tomando en cuenta el riesgo crediticio que las agencias de calificación asignan a los bonos. Eso también se va reflejar en las tasas de interés que se tengan que pagar por los créditos. Pero lo cierto es que son fuentes alternativas para buscar recursos.
Además, en la “cooperación internacional verde” existen fondos especializados que pueden ayudar a construir “garantías”, con las se logren conseguir tasas mejores a las que hoy se están pagando los mercados internacionales. Vale la pena explorar esos “mejoradores de riesgo”. Hacienda debiera también hacerlo para alguna emisión. Otras países ya lo han hecho.
CONCLUYO. Tenemos al frente la amenaza climática, que al mismo tiempo es una gran oportunidad de desarrollo. El futuro del país pasa por profundizar su vocación de desarrollo en armonía con la naturaleza y la descarbonización. Cuanto antes marchemos por esa ruta, mejor.
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