NOTAS AL TEMA
LAS TERMITAS FISCALES
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Hace 17 años, Vito Tanzi publicó un visionario artículo que llamó
“La Globalización y la Acción de las Termitas Fiscales”. Asociaba las “termitas fiscales”, con acciones que “corroen los cimientos del sistema tributario”. (Finanzas &
Desarrollo, marzo 2001, pág. 34). Vito Tanzi, tratadista de temas hacendarios mundialmente
reconocido, fue Director del Departamento de Finanzas Públicas del Fondo Monetario
Internacional hasta el año 2001. Y la revista Finanzas & Desarrollo es una publicación auspiciada por el
mismo Fondo Monetario.
En su artículo cita varios tipos de termitas. Cito
textual: “La sexta termita es la creciente imposibilidad, o
a
menudo la falta de voluntad, de los países de
gravar el capital financiero…”. (pág. 36). Conforme se da la integración de los mercados
financieros, y la tecnología facilita el
movimiento de los capitales, impuestos altos sobre el capital y sobre los intereses, inducen a la gente a que
lleven sus ahorros a otras plazas que tienen impuestos más bajos. O bien fijan sus residencias en el exterior,
aunque sean “residencias jurídicas”, no necesariamente “residencias físicas”.
RENTA GLOBAL. El Ministerio de Hacienda incluyó en las modificaciones que envió
recientemente a la Asamblea, el que
tributemos siguiendo el principio de la
renta global. Esto es, a la hora de declarar nuestros ingresos debemos
sumar todos los que recibimos, independientemente que sean honorarios,
intereses, alquileres u otros y sobre esa suma total, nos corresponde la escala
de impuesto que tenemos que pagar. Hoy esas rentas pagan tasas distintas. De esta forma, al pagar sobre el total de
los ingresos recibidos y, entre más ingresos sumemos, llegamos a escalas más
altas. El impuesto sobre la renta se
vuelve más progresivo.
TERMITAS CRIOLLAS. Para
llamar la atención de los diputados “sobre
los peligros de la renta global”, un editorial de esta semana nos dice que las
empresas en Costa Rica, en especial las grandes, “en la actualidad … disponen de un amplio
menú de países (Panamá y los Estados Unidos, para citar solo dos) donde hacer
inversiones financieras”. De manera
que un impuesto mayor a los intereses “podría
expulsar a los inversionistas hacia otros
mercados financieros más amigables”. Como se pueden ir, a los
diputados puede que “… les salga el tiro por la
culata…”(La Nación, 9 de julio, pág. 23).
DIOS LOS CRÍA... Al día siguiente, en
el mismo periódico, el ex candidato Antonio Álvarez decía que la propuesta de
la renta global viene mal planteada. Pues
“…desincentiva el ahorro y puede promover
la fuga de capitales…” Y expresamente solicita que vayamos a leer el editorial
del día anterior. Lo hace en un
comentario con el pretencioso título “Una reforma fiscal sin errores”. (La
Nación, 10 de julio, pág. 21). ¡Qué
casualidad que coincidan Álvarez y La Nación!
Y
el miércoles 11, en Diario Extra pág. 4, ahora es el PIN el que retoma los mismos
argumentos contra la renta global y sobre el gravamen a los intereses. Otra
casualidad…
EN
GUERRA AVISADA…. Estas voces cuestionan la renta global; señalan que si prospera, los intereses
tendrían que pagar impuestos más altos, por lo que el capital se iría a “plazas
más amistosas”. Recordé algunas de las discusiones que se dieron en torno a los
Panama Papers. Sin embargo, estos argumentos alertan también al
Gobierno, quizás sin proponérselo, para
que cierre estos portillos de elusión.
RENTA MUNDIAL. Y la forma de cerrar
esos portillos es introduciendo de una vez por todas la renta mundial. Esto es, los costarricenses tributaremos
por todos los ingresos que recibamos, sin importar si nos los ganamos en el
exterior, o en el país. Se quitaría la tentación de ir a “plazas más
amistosas”, haríamos más progresivo el
impuesto y se cerraría una fuente de elusión tributaria, que tanto se ha
pedido.
CONCLUYO. Hay otras termitas
fiscales que también se deben fumigar. Por lo pronto, para quitar uno de “los
errores”, en lugar de debilitar la renta
global, lo que se debe es complementar con la renta mundial. Los diputados,
el Gobierno y los actores sociales tienen la palabra. ¡A fumigar se ha dicho!
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