NOTAS AL TEMA
“CRISIS DE NERVIOS”
Guillermo
E. Zúñiga Chaves
Esta semana conversando con un amigo le preguntaba cómo estaba
viendo las cosas. Este señor desarrolla sus negocios en actividades
relacionadas principalmente con el mercado interno. Su respuesta fue: “mirá,
lo que estamos viviendo es una crisis de
nervios”. Nadie sabe qué es lo que va
a pasar, ni cómo se va a resolver esta “vaina fiscal”. Insiste: “nos
tienen a todos a la espera”.
CONTRACCIÓN DEL MERCADO
INTERNO. Repasamos
juntos que por cualquier lado que se “vengan los tiros”, habrá una contracción
de los negocios internos. Se van a contraer los gastos públicos. Muchas empresas que tienen al gobierno como
cliente, lo van a resentir. Se van a contraer los ingresos de los servidores
públicos, que también consumen.
Los impuestos le van a quitar plata a la gente, con lo cual su capacidad
de compra y su capacidad para atender deudas va a disminuir. Es muy posible que el consumo caiga. Si no hay
a quien venderle, pues los negocios se van a ver afectados y tampoco habrá
interés en hacer nuevas inversiones. Me
dirán que este es un argumento keynesiano, pero es que así funciona la
economía. Si se le “jala mucho el rabo a
la ternera de la austeridad,” nos podemos quedar con la cola en la mano.
Me atreví a decirle que si las cosas se hacen bien, es decir, en
monto, en gradualidad, con progresividad
en el reparto de las cargas, y en oportunidad (esto es que no dure mucho la discusión
para tomar las decisiones), el efecto
fuerte será entre 12 y 18 meses y a partir de ahí podremos empezar a mejorar,
Dios primero, en forma sostenida. Esa es
mi apuesta.
ARRANQUE DEL AÑO. Pero hay algo más: las
cosas no han venido caminando muy allá en lo que va del año. Por ejemplo, el crédito del sistema bancario al sector
privado en estos cinco meses del 2018 está estancado; más bien comparando
el saldo a mayo del 2018, con el dato de diciembre de 2017, hubo una reducción
de unos 60.000 millones de colones. Esto no ayuda a la mejora productiva. De
acuerdo a cifras del Banco Central se ha
desacelerado el crecimiento económico. Por ello la tasa de desempleo del primer trimestre ya llegó, lamentablemente,
a más del 10%. Las tasas de interés han
ido al alza poco a poco.
Por lo pronto, el tipo de cambio
no ha mostrado mayor variación; su comportamiento ha sido muy estable. Sin embargo, durante estos primeros meses el BCCR se ha gastado cerca de US$ 140
millones. El 2 de enero del 2018 el saldo era US$7.149,8 millones; el 26 de
junio de 2018 el saldo fue US$8.012.0 millones.
Para que el lector no se confunda le recuerdo que en marzo de este año
entraron los US$1.000 millones del préstamo del Fondo Latinoamericano de
Reservas. El tipo de cambio anda estable;
pero estamos quemando reservas.
Y esto hay que tenerlo presente, pues se observa al mismo tiempo un alto grado de dolarización de los
créditos otorgados por el sistema bancario al sector privado. Cerca del la
mitad están dados en moneda extranjera. Este es un asunto del mayor cuidado, en
el tanto se pueden estar incubando riesgos cambiarios en los balances de los
bancos. Además de los riesgos por aumento de la morosidad que se pueden
presentar ante la disminución de la capacidad de pago de los deudores.
URGE
DEFINICIÓN POLÍTICA.
“… el
Gobierno del Bicentenario es plural….
y aspira a sustentarse en el diálogo,
en la construcción de entendimientos, ….”, dijo el Presidente Alvarado en su discurso del 8 de mayo. Alrededor del tema fiscal ya enfrentó el primer paro
nacional; si hay mesa de trabajo con sectores o
negociación contra propuestas específicas, debe definirlo de inmediato.
Si el Presidente expresó anuencia a la
mediación de la Iglesia Católica, que la concrete. Dialogar y negociar,
no significa atrasar los acuerdos. Y definir si el Ejecutivo va por un texto
sustitutivo o por la redacción de mociones específicas debe ser pronto.
CONCLUYO. Atrasar la definición del manejo de la
situación actual, no solo de lo fiscal, nos puede salir muy caro. Lo que estamos
viviendo es algo más que un “ataque de nervios”.