NOTAS AL TEMA
ESTANCAMIENTO SECULAR
Guillermo E.
Zúñiga Chaves
Después
de la Gran Recesión ni la economía mundial ni la economía local han retomado un
ritmo aceptable. Aquí nos hemos concentrado en maniobrar en el corto plazo, y a
veces ni siquiera podemos hacerlo, como lo muestra la incapacidad de lograr
acuerdos sobre el tema fiscal. No nos
hemos puesto a pensar en los cambios estructurales que debemos impulsar para enfrentar
los viejos y los nuevos retos que nos dejó la crisis.
Por
ello pedí prestado el título. “El término
estancamiento secular —formulado por
el economista estadounidense Alvin Hansen durante los años treinta— denota una tendencia persistente de una
economía nacional…no solo a crecer con lentitud, sino más concretamente a encontrarse
parcial o totalmente incapacitada para aprovechar al máximo su potencial
productivo.” (Robert Solow; Estancamiento
secular. Economías más prósperas en punto muerto). Y eso es lo que hemos vivido en el país en años recientes: economía
lenta con desempleo.
ALGUNAS CIFRAS. Antes de la Gran Recesión la economía creció muy bien. En 2005 subió
5,9%, en 2006 el crecimiento fue 8,8%, en 2007 fue 7,9%. Inclusive en el 2008,
cuando ya el mundo vivía los efectos de la crisis, la economía creció
2,7%. En los años recientes la
desaceleración es evidente. En 2013 se creció 3,4%; en 2014 fue 3,5%; en 2015
fue menor llegando a 2,8% y en 2016 regresó al 4,2%. Paradójicamente, esto último
hizo que las autoridades económicas celebraran el “buen desempeño” económico.
Pierden
de vista que con esas tasas de crecimiento no llegaremos muy lejos. Parte de este drama se vive por el lado del
desempleo, que sigue atorado en rangos del 9% o más. Lo grave es que nos
estamos acostumbrando a ver esa cifra como algo natural. Lo mismo que nos acostumbramos
a ver los niveles de concentración de ingreso, o a ver la pobreza como algo
normal. Esto tiene que parar.
IGUALDAD SOCIAL Y SOSTENIBILIDAD. Hay que
repensar los ajustes al modelo de desarrollo. CEPAL plantea un reto. Esta semana con ocasión de la Segunda Reunión de la Conferencia
Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe,
que se llevó a cabo en Montevideo, entre el 25
y ayer 27 de octubre, la CEPAL publicó un documento de trabajo “Brechas, Ejes y desafíos entre lo social y
lo productivo”, que cae como anillo al dedo, respecto a lo que estamos
tratando.
Propone
impulsar “un círculo virtuoso de desarrollo en el que, mediante la
diversificación productiva y el cambio estructural progresivo, se promuevan
los sectores más intensivos en conocimiento y con mayor potencial de
crecimiento de la demanda interna y, al
mismo tiempo, mediante el desarrollo social inclusivo, se logre reducir las
desigualdades sociales, superar la pobreza y consolidar los derechos
económicos, sociales y culturales para toda la población”.
Reivindica a la vez derechos fundamentales de las
personas que deben ser atendidos por el modelo desarrollo. “En este círculo virtuoso, la
creación de trabajo decente va de la mano con el mantenimiento de niveles de
inversión social que garanticen el acceso universal a la educación, la salud,
los sistemas de protección social, el agua y saneamiento y la vivienda”.
La prosperidad va de la mano con mejoras en las capacidades humanas y en las
condiciones de vida de la población
“Asimismo, en una visión de desarrollo sostenible, se sabe que el desarrollo económico y
social se ve fuertemente afectado por las alteraciones del medio ambiente y el
cambio climático, como queda de manifiesto ante el creciente número de
desastres asociados a fenómenos naturales que afectan a los países de la
región...Desde esta perspectiva, la
transformación productiva resulta un imperativo para el logro de la inclusión
social y la igualdad como vectores del desarrollo sostenible en la región”.
CONCLUYO. Esta es una buena propuesta. Hay que construir la
hoja de ruta. Lamentablemente, ningún
aspirante presidencial, hasta ahora, ha planteado algo serio en torno a esto. En otros lados al menos reflexionan; aquí ni se toma en cuenta. Pretender salir
adelante, haciendo más de lo mismo, no resolverá nada.
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