sábado, 3 de septiembre de 2016

FISCALIDAD FALLIDA Y REFORMA HACENDARIA. 3/9/2016

NOTAS AL TEMA

FISCALIDAD FALLIDA Y REFORMA HACENDARIA

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Desde hace unos meses comparto las Notas al Tema con la Lista Liberacionista, un foro virtual donde se discuten aspectos de la vida nacional.  A raíz del tema que publiqué la semana pasada, en la Lista tuvimos un intercambio de opiniones, que me llevaron a plantear que el  país necesita hacer una Reforma Hacendaria (no solo tributaria). Por lo anterior, me pareció oportuno ampliar este tema y  compartirlo con los lectores.

Una Reforma Hacendaria involucra aspectos sobre gastos, ingresos, endeudamiento y financiamiento público. Desde luego, detrás de este planteamiento, lo que se encuentra es la discusión sobre lo que debe ser atendido por el Estado y lo que no.  En esto coincido con el amigo Augusto  de la Torre, del Banco Mundial,  quién ha expresado que este "acuerdo fiscal" (a mí me gusta insistir en que es  "hacendario") en el fondo es un "pacto social". Pensar que es solo un asunto de controlar los gastos, o que es solo hablar de impuestos, o poner reglas fiscales de cualquier tipo, evade el fondo socio político del asunto.

No es una cuestión de sumas y restas; es un tema de acuerdos sobre los ajustes requeridos  al modelo de desarrollo nacional y al papel del Estado. No es que vayamos a devolvernos en la apertura económica o en la ampliación de la participación privada en temas que en el pasado estaban reservados al Estado. No es eso. Lo que sucede es que el país enfrenta hoy nuevos desafíos, en cuanto a su desarrollo de largo plazo, que incluye, entre otras cosas, la incorporación productiva de los desplazados, la generación de empleos como medio efectivo de combate a la pobreza,  garantizar las políticas universales de acceso a la educación y a la salud, la transformación productiva en armonía con el ambiente y el uso intensivo de las tecnologías de la información al servicio del desarrollo económico.

Confieso que me gusta mucho el concepto cepalino del “cambio estructural progresivo”. (Cepal “Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, mayo 2016). Ahí tenemos una buena base para repensar los ajustes. Se puede definir  “…como un proceso de transformación hacia actividades y procesos productivos que presenten tres características: ser intensivos en aprendizaje e innovación (eficiencia shumpeteriana), estar asociados a mercados en rápida expansión, que permitan aumentar la producción y el empleo (eficiencia keynesiana), y favorecer la protección del medio ambiente y el desacople entre crecimiento económico y emisiones de carbono (eficiencia ambiental). (Tomado del mismo texto).

Un estado con una “fiscalidad fallida”,  como se perfila el nuestro en el futuro próximo, no tendrá espacios para conducir este cambio estructural. Ni siquiera podrá hacer frente a las responsabilidades ya definidas por las leyes, ni podrá hacer valer las regulaciones que la legislación le obliga. Nos corremos el riesgo de llegar a tener un “estado fallido” y  tener que hacer un ajuste desordenado y obligado.

Este acuerdo social pasa por definir la ecuación entre Estado, mercado y ciudadanía”, como planteó CEPAL en 2014, en “Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible”, (citado en “Horizontes 2030”). El tema de los pactos o los acuerdos se está poniendo  de moda el el país. En buena hora; como que nos hemos dado cuenta que o nos salvamos todos, o nos podemos hundir todos. Pero el diablo está en los detalles. Y el gran conflicto está en definir cuánto poder le damos al Estado, cómo financiamos el desarrollo, pero sobretodo, en la forma en que repartimos las cargas. Esa es la contradicción principal que está detrás de estas tensiones.

La reforma tributaria debe ser progresiva, modernizante y simplificadora. El manejo de los gastos debe ser sostenible, limitando los excesos y midiendo resultados.  La deuda pública no puede ahogar el desarrollo. El financiamiento no debe causar  presiones en  variables como intereses, tipo de cambio o precios internos.

CONCLUYO. La tarea es inmensa; como se resuelva tendrá grandes impactos; exige superar contradicciones y a buscar consensos.





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