sábado, 24 de septiembre de 2016

NOTAS AL PRESUPUESTO DEL 2017 (II). 24/9/2016

NOTAS AL TEMA

NOTAS AL PRESUPUESTO DEL 2017 (II)

Guillermo E. Zúñiga Chaves

La semana pasaba señalé lo ambiguo que resultó la certificación que dio el Banco Central sobre la capacidad de endeudamiento que tiene el Gobierno. Y también llamaba la atención sobre el liderazgo que debe tener el Poder Ejecutivo para enderezar el presupuesto que mandó: con un déficit proyectado para el año entrante de -6,7% del PIB, lo cual implicaría un aumento en la deuda en 3.3 puntos porcentuales adicionales. Esta es la situación bajo el escenario de “tiremos la bola para adelante y lleguemos a la otra orilla como sea” al final de la Administración.

Esta semana el Ministerio de Hacienda nos dio los resultados acumulados al mes de agosto de 2016. La “gran noticia” es que el déficit que se proyecta para este año va a ser menor al -6% del PIB, aunque de momento Fallas no se arriesga a dar una cifra”. (Diario Extra, 20 set. 2016, pág. 2). Pero ese resultado sigue siendo muy malo.

CIFRAS DEL AÑO ENTRANTE.  Para que el lector tenga una idea de las dimensiones del problema voy a presentarle las cifras que trae el presupuesto para el año entrante. (Exposición de Motivos, pág. 62). Se estima que los ingresos esperados serán ¢4.838.967 millones y hay una obligación de gastos totales de ¢7.107.020 millones. En otras palabras, el “hueco” que se debe financiar es ¢2.268.053 millones.  Esto es muchísima plata. Equivale al -6,7% de PIB de déficit proyectado.
De los gastos totales,  ¢1.089.361 millones no se pueden tocar, pues corresponden a los intereses a pagar. No puede haber incumplimientos en los pagos de la deuda. Sería fatal. Estos intereses representan el 3,5% del PIB. Esta es la tragedia financiera por la que atraviesa hoy el país: dedicar gran cantidad de recursos a pagar intereses de la deuda, en lugar de dedicarlos a la inversión y a los programas de desarrollo.
CLASIFICACIÓN ECONÓMICA. De los gastos totales presupuestados 40,8% son transferencias del Gobierno Central a otras instituciones y programas; 38% corresponde a remuneraciones, 16,8% al pago de intereses, y solamente 4,4% corresponde a compra de bienes y servicios. (Exposición, pág. 31).
NUEVAS EROGACIONES. Como ejemplo expongo una serie de gastos que vienen de nuevas decisiones. Se incluyen¢43.196,0 millones adicionales al Patronato Nacional de la Infancia por sentencia de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, número 357-2016; ¢14.594,0 millones para que el Poder Judicial implemente el Código procesal Civil Ley N° 9342 y la Ley de Reforma Procesal Laboral Ley N°9343, aprobadas por la Asamblea Legislativa en diciembre 2015; ¢14.100,0 millones al Ministerio de Economía, Industria y Comercio para el Sistema de Banca para el Desarrollo; ¢22.227,0 millones para transferir competencias a los gobiernos locales; ¢10.330,0 millones al Tribunal Supremo de Elecciones por adelanto de la organización de las elecciones presidenciales del 2018; ¢3.570,0 millones al Ministerio de Trabajo para el Programa Mi Primer Empleo, la implementación de la ley Procesal Laboral y para el Programa de TeleTrabajo. 
( Exposición, págs. 25-26). Se le asigna el 7,63% del PIB a la  Educación, pero en estos días la Sala Constitucional falló para que se incluya el 8% constitucional. Estos son ejemplos de la realidad de los gastos. ¿Dónde cortar?
CONCLUYO. Si el faltante que lleva el presupuesto no se reduce, habrá que pedir más deuda, con lo que a futuro se gastarán más recursos para pagar intereses. Esto es hipotecar a las generaciones futuras. Por eso, ésta es la última oportunidad que tenemos para ver si arreglamos el problema. Y por eso creo que en cualquier momento nos ajustan la calificación de riesgo soberano, y por eso dije que el Banco Central es ambiguo en su reporte. La situación no está para ser ignorada por ningún sector. Se requiere un ajuste revisando y recortando gastos, revisando legislación que crea gastos sin fuente de financiamiento,  lo mismo que revisando y aumentando impuestos, y definiendo límites al endeudamiento.  Pero el Gobierno debe llevar el liderazgo. No es con noticias paliativas, como las de esta semana, como se aborda el tema.







sábado, 17 de septiembre de 2016

NOTAS AL PRESUPUESTO DEL 2017 (I). 17/9/2016

NOTAS AL TEMA

NOTAS AL PRESUPUESTO DEL 2017 (I)

Guillermo E. Zúñiga Chaves

El Proyecto de Presupuesto para el 2017, que envió el Ministerio de Hacienda a la Asamblea Legislativa, es la mejor radiografía de la insostenibilidad fiscal. Lo que los diputados aprueben será lo que el Gobierno podrá ejecutar en el 2017 y eso definirá los  niveles de gastos, salarios, pensiones, transferencias, el nivel de financiamiento necesario, el saldo de la deuda y todos los efectos asociados, como impactos en tasas de interés, nivel de precios y, eventualmente, en el tipo de cambio, para citar algunos temas.  Y esto afectará la vida de los costarricenses.

Por ello voy a hacer una revisión de algunos aspectos de este proyecto. Me baso en la Exposición de Motivos, y he tomado también en consideración el Marco Fiscal Presupuestario de Mediano Plazo 2016-2020. Este último es un documento muy útil para poner en contexto las decisiones que hoy se tomen.

DEFICIT IMPLÍCITO. El exceso de gastos sobre los ingresos esperados lleva a un déficit implícito en este presupuesto de -6,7% del PIB. Esa es una cifra muy alta. Otro año con un déficit enorme, que haría que el incremento de la deuda del Gobierno suba 3,3 puntos porcentuales del PIB adicionales en el 2017. Sin duda, este crecimiento de la deuda compromete la estabilidad del país, da una pésima señal a los inversionistas y a las calificadoras de riesgo. Que no lo tome por sorpresa si hay ajustes en la calificación de riesgo soberano en estos días.

OPINIÓN DEL BANCO CENTRAL. Sobre el tema del crecimiento de la deuda, transcribo lo que dice el Banco Central en su  certificación sobre la capacidad de endeudamiento que tiene el Gobierno, firmada por el Gerente del Banco D. Eduardo Prado (Documento GER-197-2016, del 26 de agosto del 2016). Afirma que hay espacio para que Hacienda coloque  el monto de la deuda interna que contempla el proyecto de Presupuesto; esto es  4,104 miles de millones de colones.   
Pero llama la atención sobre sus efectos: ese mayor requerimiento tiene costos para la sociedad costarricense en la medida en que :
a) contribuye a que la razón deuda del Gobierno a PIB continúe mostrando un patrón no sostenible, … Ello se manifestará en presiones alcistas sobre las tasas de interés internas, encareciendo el acceso al crédito, con incidencia directa en la inversión, el consumo y, por tanto, en el crecimiento económico del país.
b) la persistencia del déficit fiscal ubica las tasas de interés en el mercado local en niveles superiores a los que existirían en ausencia de este desequilibrio.
c) el comportamiento del endeudamiento público también afectará la eficacia de las acciones de política monetaria y cambiaria del Banco Central, para mantener la estabilidad interna y externa de la moneda nacional, en procura, en última instancia , de la estabilidad macroeconómica del país”. Entonces, no es tan claro que Hacienda pueda endeudarse, pues las consecuencias son muy peligrosas.

ENDEUDAMIENTO INSOSTENIBLE. Coincido con el  Central en que el patrón de endeudamiento del Gobierno  es “no sostenible”. Esta es una llamada de atención muy seria que no debe caer en el vacío. Que lo diga el Central pone en alerta a nacionales y extranjeros. La discusión legislativa sobre este presupuesto será, posiblemente, el debate presupuestario más difícil al que se ha enfrentado la Asamblea en la historia económica reciente. Hacienda no puede pretender que las disputas las resuelva únicamente el Parlamento; va a tener que orientar sobre cómo ajustar este presupuesto.
CONCLUYO. El trámite de este proyecto de presupuesto no es uno más. En el fondo, este presupuesto es una llamada de atención, de las últimas que tenemos como sociedad, para que nos sentemos a construir el acuerdo nacional entorno a los ajustes urgentes, y el Gobierno debe mostrar su liderazgo. Repito, no se trata de hacer cálculos electorales sobre si la Administración puede “llegar a la otra orilla” al final del período, y dejar a los vienen la solución del problema. Pero estas cosas hay que verlas con más detalle, por lo que seguiré con temas presupuestarios.



sábado, 10 de septiembre de 2016

SIN CÁLCULOS ELECTORALES. 10/9/2016

NOTAS AL TEMA

Sin cálculos electorales

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Los cálculos electorales hay que dejarlos a un lado. Se deben atender las urgencias nacionales. En el terreno económico hay asuntos de corto plazo que deben considerarse. Otros cuyos resultados se verán a mediano plazo,   deben también acometerse de inmediato.

GASTOS. Entre los temas económicos de corto plazo que se deben atacar de inmediato están los gastos del Gobierno. Hay dos temas sobre los que se deben buscar los acuerdos políticos, incluyendo a las  organizaciones sociales. Me refiero al empleo público y a  los salarios y lo que tiene que ver con las transferencias. Ya hay legislación presentada sobre los asuntos salariales, los pluses, el empleo y otros asociados.

Las transferencias son de variada naturaleza; muchas de ellas hacen que “el hermano pobre”, es decir el Gobierno Central, pase dineros a otras instituciones más fuertes, “los hermanos ricos”. Creo que una  gran mayoría de las transferencias  son necesarias. Pero siendo este un tema muy señalado, es mejor revisarlas en detalle y ver si por algún lado se puede “meter la tijera”. Si no es posible, pues que se diga con toda claridad. Muchas de las transferencias están sustentadas en leyes, que crearon la obligación de otorgarse, pero no identificaron su fuente de financiamiento. Esto debe revisarse.

IMPUESTOS. Otro asunto que no puede posponerse es lo que tiene que ver con la discusión de los impuestos. No se debe perder mucho tiempo con el IVA. Al fin y al cabo, el  IVA es un IVA. No hay mucho de novedad. Lo que se debe apoyar es la generalización a los servicios y decidir la tasa que se cobrará y si habrá tasas diferenciadas. Si alcanzara con la generalización mencionada,  pues sería una maravilla. Pero si no alcanza,  habrá que subir la tasa y decidir si se subiría de un solo golpe, o por tractos a través del tiempo.

Sobre el impuesto sobre la renta, me he pronunciado a favor de gravar la renta global y la renta mundial. Como se va a cambiar la ley, lo mejor es darle una estructura moderna. Y hacerlo lo más progresivo posible; por ello propongo gravar ambos tipos de renta.   Decidir estos temas nos debe dar suficientes recursos para sacar adelante lo fiscal.

A mediano plazo debemos atender los  problemas relacionados con el desempleo, la pobreza, el crecimiento económico  y la distribución del ingreso. Políticas que hoy se tomen, tendrán resultados en un plazo más largo. Pero hay que empezar ya. Por ejemplo, es hora de entender que no podemos poner plata de por vida en los llamados programas sociales que no dan resultados, pues los índices de pobreza no bajan. Es fiscalmente insostenible. “Es mejor enseñar a pescar, que regalar pescados”. Y ya es hora de encarar este asunto. Otra cosa: debemos hacer real el compromiso firmado con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en lo social y en lo ambiental.

¿Cumplirá el Gobierno sus obligaciones enfrentando estos asuntos o “se la va a jugar” con los resultados que hoy muestra en control inflacionario, reservas internacionales holgadas, un tipo de cambio relativamente estable y un crecimiento del 4%?  Los temas que he planteado arriba se tienen que atender en algún momento. Si el Gobierno no los enfrenta, lo recordaremos por ser omiso en sus responsabilidades.

Por su parte la Oposición también debe jugar su papel. ¿Se  irá a contentar con estar anunciando las cosas que deben hacerse, pero sin cooperar con los votos en la Asamblea para hacer los cambios necesarios en la leyes? ¿Están pensando que si a este Gobierno le va mal, la Oposición ganará las próximas elecciones? 

La historia del país no comienza ni termina con un Gobierno: es un continuo, que no hace diferencias a la hora en que se manifiestan los problemas. Ahí están y seguirán si no se atienden.

CONCLUYO. Me parece inaceptable que quienes están pretendiendo alcanzar la Presidencia de la República no se están pronunciando sobre estos temas y más parecen dedicados a aceitar sus máquinas electorales. Ya no caben las “políticas vacías”, ni “la varita mágica”.  Tampoco cabe el silencio por cálculo electoral. Y después quieren los votos. ¡Qué lamentable!


sábado, 3 de septiembre de 2016

FISCALIDAD FALLIDA Y REFORMA HACENDARIA. 3/9/2016

NOTAS AL TEMA

FISCALIDAD FALLIDA Y REFORMA HACENDARIA

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Desde hace unos meses comparto las Notas al Tema con la Lista Liberacionista, un foro virtual donde se discuten aspectos de la vida nacional.  A raíz del tema que publiqué la semana pasada, en la Lista tuvimos un intercambio de opiniones, que me llevaron a plantear que el  país necesita hacer una Reforma Hacendaria (no solo tributaria). Por lo anterior, me pareció oportuno ampliar este tema y  compartirlo con los lectores.

Una Reforma Hacendaria involucra aspectos sobre gastos, ingresos, endeudamiento y financiamiento público. Desde luego, detrás de este planteamiento, lo que se encuentra es la discusión sobre lo que debe ser atendido por el Estado y lo que no.  En esto coincido con el amigo Augusto  de la Torre, del Banco Mundial,  quién ha expresado que este "acuerdo fiscal" (a mí me gusta insistir en que es  "hacendario") en el fondo es un "pacto social". Pensar que es solo un asunto de controlar los gastos, o que es solo hablar de impuestos, o poner reglas fiscales de cualquier tipo, evade el fondo socio político del asunto.

No es una cuestión de sumas y restas; es un tema de acuerdos sobre los ajustes requeridos  al modelo de desarrollo nacional y al papel del Estado. No es que vayamos a devolvernos en la apertura económica o en la ampliación de la participación privada en temas que en el pasado estaban reservados al Estado. No es eso. Lo que sucede es que el país enfrenta hoy nuevos desafíos, en cuanto a su desarrollo de largo plazo, que incluye, entre otras cosas, la incorporación productiva de los desplazados, la generación de empleos como medio efectivo de combate a la pobreza,  garantizar las políticas universales de acceso a la educación y a la salud, la transformación productiva en armonía con el ambiente y el uso intensivo de las tecnologías de la información al servicio del desarrollo económico.

Confieso que me gusta mucho el concepto cepalino del “cambio estructural progresivo”. (Cepal “Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, mayo 2016). Ahí tenemos una buena base para repensar los ajustes. Se puede definir  “…como un proceso de transformación hacia actividades y procesos productivos que presenten tres características: ser intensivos en aprendizaje e innovación (eficiencia shumpeteriana), estar asociados a mercados en rápida expansión, que permitan aumentar la producción y el empleo (eficiencia keynesiana), y favorecer la protección del medio ambiente y el desacople entre crecimiento económico y emisiones de carbono (eficiencia ambiental). (Tomado del mismo texto).

Un estado con una “fiscalidad fallida”,  como se perfila el nuestro en el futuro próximo, no tendrá espacios para conducir este cambio estructural. Ni siquiera podrá hacer frente a las responsabilidades ya definidas por las leyes, ni podrá hacer valer las regulaciones que la legislación le obliga. Nos corremos el riesgo de llegar a tener un “estado fallido” y  tener que hacer un ajuste desordenado y obligado.

Este acuerdo social pasa por definir la ecuación entre Estado, mercado y ciudadanía”, como planteó CEPAL en 2014, en “Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible”, (citado en “Horizontes 2030”). El tema de los pactos o los acuerdos se está poniendo  de moda el el país. En buena hora; como que nos hemos dado cuenta que o nos salvamos todos, o nos podemos hundir todos. Pero el diablo está en los detalles. Y el gran conflicto está en definir cuánto poder le damos al Estado, cómo financiamos el desarrollo, pero sobretodo, en la forma en que repartimos las cargas. Esa es la contradicción principal que está detrás de estas tensiones.

La reforma tributaria debe ser progresiva, modernizante y simplificadora. El manejo de los gastos debe ser sostenible, limitando los excesos y midiendo resultados.  La deuda pública no puede ahogar el desarrollo. El financiamiento no debe causar  presiones en  variables como intereses, tipo de cambio o precios internos.

CONCLUYO. La tarea es inmensa; como se resuelva tendrá grandes impactos; exige superar contradicciones y a buscar consensos.