sábado, 9 de julio de 2016

¿SIRVE LA INVERSIÓN EXTRANJERA?. 9/7/2016

NOTAS AL TEMA

¿SIRVE LA inversión extranjera?

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Cuando se habla de inversión extranjera siempre hay controversia. Todavía hoy, en un mundo globalizado, hay personas y grupos que consideran que la inversión extranjera es dañina para los países en desarrollo.  Cualquier inversionista, nacional o extranjero, toma sus riesgos para sacarle algo o mucho a su inversión. Los países en el mundo compiten por atraer el capital extranjero. Esa es una realidad, como lo es también, que este tipo de capital viene a complementar los esfuerzos nacionales.

ESTUDIO DE CEPAL. El mes pasado, la Comisión Económica para América Latina publicó su estudio anual La inversión Extranjera en América Latina 2016. En realidad contiene información hasta el año 2015. De este estudio extraigo la información que aquí utilizo.

¿A dónde va la inversión extranjera directa (IED)? En el 2015 los flujos de IED se estiman en US $1,73 billones a nivel mundial. La economías desarrolladas recibieron casi la mitad de ese monto, para un crecimiento en el 2015 respecto al 2014 de 90%. Estados Unidos fue el principal país receptor,  en una cifra superior a los US $360.000 millones,  aumentando significativamente lo que recibió en 2013 y en 2014. En América Latina más bien la IED cayó -9% en relación con el 2014. Se indica que por el mal desempeño  económico de Brasil y a la caída de los precios de las materias primas.

Las cifras para Costa Rica reflejan que en el 2015 la IED fue de US $3.094  millones, un 1% mayor al 2014, sin llegar a superar todavía el monto que se registró en 2013 que fue de US $3.555 millones. A esto hay que ponerle atención.  Del total de lo invertido en el país cerca de un 40% son aportes de capital, y un poco más del 30% se registra como reinversión de utilidades. El resto son préstamos entre compañías. El acervo de la IED se estima en más de US $30.000 millones, equivalentes a más del 60% del PIB nacional. Suma importante.

COMPARACIÓN. Panamá recibió en el 2015 un 17% más que en el 2014, para un monto absoluto de US $5.039 millones. En Nicaragua la cifra cayó en -5%, y en Guatemala cayó en -13%. Del total de los US $11.808 millones que llegaron a Centroamérica, Panamá captó el 43%;  seguido por Costa Rica que  captó el 26% .  Luego vienen Honduras y Guatemala; cada uno capta el 10%. Con esto Panamá continúa siendo el principal beneficiado de IED en la región centroamericana y  lo posiciona como el sétimo receptor  en  América Latina y el Caribe en el 2015.  

EL ORIGEN. Si examinamos los países de dónde vinieron los flujos de IED a Costa Rica, nos encontramos que Estados Unidos aportó casi la mitad; le siguen en orden de relevancia España (con cerca del 15%), México, Panamá, Canadá y Colombia. Estos cuatro países suman en conjunto cerca del 14%.  Sin duda hay que mantener el trabajo para atraer inversión de USA, pero al mismo tiempo es conveniente atraer recursos de otros países. Las cifras dicen que hay que trabajar con los países europeos y los asiáticos. Por ello hay que estar atentos a la evolución de Europa post-Brexit y al desenvolvimiento de la economía China. Aunque éstos últimos se han encontrado la mayor cantidad de obstáculos pensables para sus inversiones.

ENCADENAMIENTOS. Sobre Costa Rica el estudio indica: “En el período 2001-2013, los encadenamientos para la exportación acumularon un total de 1.682 negocios con un valor de 69,9 millones de dólares”. Para el 2014 la cifra es superior a los 10 millones y al mes de octubre de 2015 “los encadenamientos en primeras órdenes de compra son… de 9,3 millones de dólares”. Destaca que el programa “si bien tiene un alcance limitado en cuanto a los montos involucrados, ha tenido resultados positivos en lo que respecta a su crecimiento”. Pero estas cifras indican que en este campo hay mucho por hacer.
CONCLUYO. Hay que diversificar el origen de las fuentes; se deben mejorar los encadenamientos,  es urgente  retomar el liderazgo regional en atracción de inversiones. Un excelente el clima de negocios, la mejora en infraestructura, una macroeconomía sana  son necesarios. Pero sobretodo la claridad de las reglas a  largo plazo es vital. Que la discusión fiscal no provoque tentaciones.
 




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