sábado, 23 de enero de 2016

REFLEXIONES SOBRE LA CALIFICACIÓN DE FITCH. 23/1/2016

NOTAS AL TEMA

REFLEXIONES sobre LA CALIFICACIÓN DE FITCH

Guillermo E. Zúñiga Chaves

La agencia de calificación internacional Fitch mantuvo la calificación de riesgo a Costa Rica. En principio, esto suena como una buena noticia pues no la bajaron. Ahora bien, se debe recordar  que con la categoría BB+,  lo que se le está diciendo al mercado es que somos “grado especulativo”, es decir,  somos un país financieramente riesgoso. Además nos mantienen la perspectiva negativa; con lo que cualquier ajuste que venga, será a la baja.

¿por qué nos dan esa calificación?   Entre otras cosas porque la Calificadora entiende que el nivel de endeudamiento es muy alto;  la situación se está deteriorando y  porque no hay certeza de que las soluciones fiscales se vayan a dar.

LO POLÍTICO. En una parte del análisis es muy claro que nos ven como un país que ha sido omiso en los procesos de ajustes fiscales, y señala que el debate entre si el ajuste debe ser por la vía de los ingresos o por el recorte de gastos, nos puede empantanar. Reconociendo que los actores políticos son conscientes que hay que hacer frente a la situación,  correctamente afirma: pero el consenso sobre el peso relativo de los impuestos para mejorar  frente  a reformas por el lado del gasto, podría ser difícil de lograr. Los obstáculos políticos y de procedimiento podrían bloquear o retrasar las reformas, o diluir sus rendimiento,  como lo demuestran los múltiples intentos de reforma fiscal sin éxito bajo las administraciones pasadas”. (Esta y las otras traducciones son libres, GZ)

LIQUIDEZ. En otro momento llama la atención sobre las necesidades de financiamiento del Gobierno en el corto plazo:  los desafíos de financiamiento podrían aumentar en 2016 dada la ausencia de autorización del Congreso para la emisión de eurobonos o una fuente de financiamiento externo alternativa. La dependencia  adicional del Gobierno en el mercado local de deuda podría poner presión al alza en los costos de endeudamiento”. Es decir, las tasas de interés podrían subir.

 LA ASAMBLEA. Y redondea más adelante: “La perspectiva negativa refleja la dinámica de la deuda pública adversa , impulsado por grandes déficits fiscales , y la parálisis legislativa impidiendo el progreso en las reformas para corregir los desequilibrios fiscales en el momento oportuno”. Agrego:  la Asamblea no se mueve sola.

Y AQUÍ ES DONDE DEBE ENTRAR HACIENDA: Preguntaba la semana pasada que frente al panorama de endeudamiento creciente y déficits fiscales tan altos, “¿qué va  hacer el Gobierno?”  El día anterior el Ministro de Hacienda escribía en Diario Extra (15 de enero de 2016): El Ministerio de Hacienda ha propuesto resolver este problema con un ajuste fiscal gradual. Nuestro compromiso de realizar un acuerdo fiscal con desarrollo social está guiado por los pilares de la transparencia, crecimiento económico y reducción de la desigualdad, en procura de un país más solidario y una distribución de la riqueza más equitativa”.

Esta es una declaración muy linda, pero esto no es suficiente. ¿En qué consiste esa gradualidad y la propuesta de acuerdo? Sabemos que en la Comisión de Hacendarios el Gobierno tiene presentado una serie de proyectos: fraude fiscal,  sobre caja única, el impuesto a sociedades, entre otros.


NEGOCIACIÓN. El Gobierno debe llevar la iniciativa y hacer un esfuerzo concreto para construir esa negociación política que viabilice el ajuste hacendario. Y ahí Hacienda debe responder con claridad: 1- ¿Cuánto del ajuste va a ser por el lado del gasto y cuánto por ingresos? 2- ¿Dónde se van a hacer esos recortes? 3- ¿En qué plazo se estiman? 4- ¿Qué propone sobre el tema del empleo público o si va abandonar este frente? 5- ¿Qué propone sobre el tema de salarios en el sector público? 6- ¿Cuánto se puede hacer por la vía de decretos y si los va a utilizar? 7- ¿El proyecto Cerrar del Diputado Solís está entre sus prioridades o es una iniciativa aislada? 8-¿Cuál es la política productiva para  promover el crecimiento económico?  Ya conocemos la propuesta en los impuestos. Y ¡por Dios!, que no se mezclen en estas cosas con la elección del Directorio del Congreso.

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